lunes, 4 de agosto de 2008

La Titna, el Tintero y... la Negación

Renuncio a todo, todo lo que me rodea, todo lo que escucho y digo, todos mis estúpidos trastos... a todo. Me quiero perder entre las nubes para buscar rayos de esperanza. Pienso esto mientras sudo como si fuera un grifo abierto en el gimnasio, es lo que implica el intentar no perder el ritmo para cuando llegue la nueva temporada de Aikido. Últimamente me estoy dando cuenta que vivo cabeza abajo o que los demás viven del revés, no sé, tengo que aclararme con ese concepto.

Siempre me ha divertido mucho ver la cara de la gente cuando les digo lo que practico, lo que leo, lo que escribo, lo que me divierte o lo que me saca de quicio. Bueno, salvo mis amigos claro está que ellos ya me conocen y no les sorprende en absoluto - es más me suelen animar a que sigua adelante con todas mis fricadas.

La última de ellas: comprarme varios libros sobre supuestas sectas, supuestos mitos, supuesta magia negra... supuestas tonterías. Y es que me supera, no puedo luchar contra eso, una voz en mi interior siempre me susurra que me los lea, que investigue, que indague en ese mundillo - y cuando no, sobre temas de historia, temas militares y un largo etcétera -, al menos le doy gracias al cielo que dicha vocecilla no me diga que queme cosas, que mate a gente, que robe en tiendas o psicopatías de tal calibre. Si existe algo que me guste más que leer esos asuntos es hablar de ellos, hablar hasta que se seque mi lengua y probar con nuevos alicientes que pueden ser desde más libros, más juegos, más estrategias y más tácticas hasta no hacer nada e inventarme cuentos e historias que giren alrededor de esos temas.

En estos momentos creo que podría realizar cualquier estupidez, únicamente por divertirme, por sentir como sería, nada más pero el sol aprieta duro y busco refugio como cualquier hijo de vecino. Así puedo imaginarte, pasando el mismo calor que yo, mientras te busco por los sofás de tu salón, aplastada sobre los cojines, sin ninguna gana de moverte, mientras yo juego con las gotas de sudor que se pierden por tu piel, sin ningún destino claro. Me aburro, estas horas son infernales y tengo que matar el tiempo, contigo o sin ti. Con lo cual, te digo, vete preparando porque tengo sed y lo único que tengo a mano en estos momentos son las curvas de tu cuerpo.

Si quieres luego veremos una película, daremos un paseo o quedarnos aplatanados aquí en tu cuarto, me da lo mismo. Tú decides que ya te he dado suficiente la murga por hoy. Además no quiero volver a casa, a soportar de nuevo la presión de una vida normal, no me quiero agobiar de nuevo, estoy muy bien ahora. Al menos tú te diviertes con mis historias, quién me lo iba a decir a mí ¿eh? Que podríamos tirarnos tardes enteras mirándonos a los ojos, hablando por los codos o jugar a encontrarnos, a rozarnos, a besarnos. Siempre creí que ese brillo que tienen tus ojos se debía a que nunca encontraste a nadie especial, a nadie que te hiciera reír o que te hiciera llorar... aunque lo que estabas realmente buscando era una persona con la que pudieras hablar, no importa el tema, simplemente charlar... en quien confiar.

Y es que a veces, cuando te miro a los ojos... simplemente me pierdo y entonces no existe nada más.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues a mí la vocecilla me dice que robe un banco, que tire a alguien a las vías del metro...
¿Qué libros dices que te has comprado, Juancho?

MO.

Juancho dijo...

Jajajajaja, tus voces parecen más divertidas que las mías, esta claro. ;)

Y los libros... de magia negra, sectas... y eso. Jejejeje

Un besazo, MO

Carlitos Satan dijo...

Sectas??? Que coño has tomado este verano???

Por lo demas veo que hay cosas que nunca cambian y se agradece que a pesar de todo no lo hagan.

Juancho dijo...

Jajajjaja, no he tomado nada y creo que eso es lo malo... :P

Me alegro de verte de nuevo por aquí. ;)

Un abrazo, Carlitos Satan.