lunes, 8 de septiembre de 2008

La Tinta, el Tintero y... los Dados

El juego ha terminado, como todo lo bueno parece que no ha durado lo suficiente o que no hemos disfrutado lo necesario pero da lo mismo. Pase lo que pase siempre podremos refugiarnos en el último rincón, en ese bastión que creemos inexpugnable, para guarecernos de todo aquello que suponemos malo, que nos hará daño. Menuda estupidez, o al menos eso pienso yo, cuando más seguros nos encontramos más daño nos pueden hacer y se puede demostrar de manera empírica; pero hoy esto de buenas, mira tú por donde, y no me apetece recordarte todo aquello de: 'te lo advertí', 'te lo dije', 'es que nunca aprendes' y demás chorradas.

Voy a proponerte un plan, a la antigua usanza, a dar un paseo, tomar unas cañas - o lo que quieras -, charlar y reírnos de lo que antaño hacíamos. Tranquila, no estoy melancólico ni nada por el estilo, simplemente me apetece ser algo normal, para variar, dejar de lado todas las malditas presiones, esas miradas inquisitivas de la gente, esas malditas campañas publicitarias, esas malditas revistas que se empeñan en grabarnos a fuego un estilo de vida, un físico, unas maneras que por raro que parezca no son las mías.
Quiero quemarme al sol, me quiero morir del aburrimiento, quiero ver pasar los coches... pero sobre todo, quiero - necesito - que me vuelva la caprichosa inspiración.

Después de un tiempo en mi pueblo, rodeado de la poca naturaleza que le queda a este maldito país, de no hacer nada, de enseñarle los peces de la fuente a mi sobrino una y otra vez - y de ver tractores también -, de paladear lo que sería una vida tranquila - pero dura - mi maldita inspiración decidió que ella también se quedaba allí y que ya me llamaría cuando decidiese volver. Cuando aclare mis ideas, cuando todo estuviera en orden... que ironía, teniendo en cuenta que mi concepto del orden se encuentra rozando el puro caos.

Por eso te pido, a ver si contigo a mi lado le entra un poco de envidia, un poco de 'gusa' y decide volver, porque si te soy sincero me siento extraño, como si no conociera la ciudad por la que me muevo, como si todos los edificios ahora me resultaran extraños y recelosos. Supongo que con el tiempo se me pasará, volveré a ser el mismo de antes, loco por perderme, loco por seguir adelante, loco por estar como una jodida regadera y loco por seguir la dirección del viento. Tal vez, con todo este tiempo de inactividad he perdido sangre, he perdido coraje y vea con otros ojos todo aquello que me rodea.

Demasiadas hojas a medio terminar, demasiados archivos a medio escribir, demasiadas palabras a medio acabar, pero no te preocupes, pase lo que pase yo seguiré aquí, alimentándome de sueños, los míos o los tuyos o los de cualquier otro, porque ¿sabes? Los sueños siempre están ahí, esperando a que los atrapes, pacientemente, y si alguna vez dejas de soñar, llámame y ya veremos qué es lo que podemos hacer.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Espero que no recibas tal llamada porque quizá lo más triste es que alguien, sea quien sea, deje de tener sueños.

MO.

P.D.: Bienvenido a la (puta) ciudad.

Juancho dijo...

A mí tampoco me gustaría recibir esa llamada. De todas formas... las vueltas siempre son duras.

Un besazo, MO.

liv dijo...

la " vuelta a la rutina" es una piiiiiiiiiiiiiii, una cuesta arriba inacabable, una furcia que se rie de ti sin parar...

dimelo a mi...

Pero haí ( tienes ) una ventaja, una carta pero de las buenas a tu favor querido amigo... el que esta como una regadera, lo esta de por vidaa. Asi te lo digo, eso se conserva de forma inconsciente, y en el momento menos pensado empezara otra vez a estallar, ahora solo esta al acecho y rugiendo.

Besiñoss Juancho

Juancho dijo...

Pues sí, Liv... de vuelta a la gran rutina pero qué se le va a hacer :P

Además ¿y lo divertido que es estar como una regadera?

Un besazo, Liv.