lunes, 9 de julio de 2012

La Tinta, el Tintero y... el Bostezo

Volvemos a estar en la cuerda floja.

A mi esto de las alturas ni lo llevo ni lo dejo de llevar. Siempre y cuando esté bien sujeto a algo. Lo malo es entrar en caída libre.

Esta sensación no me es del todo indiferente. Desde que comencé con esto de trabajar, la he vivido una docena de veces. La diferencia está en que, en esta ocasión, es como si el mundo se hubiera olvidado de mi (o no).

Llevo unos cuantos días sin escribir porque intento poner orden en mis pensamientos. Trato de localizar ese cabo suelto que logra, sin quererlo, que nada de todo esto tenga sentido. Se supone que deberíamos de estar cagados de miedo, corriendo de un lado a otro temerosos de la sombra que cierne sobre nuestras cabezas. Implorando una solución para unos problemas generados ex profeso.

Pues no, a mi alrededor todo es calma. ¿Y cómo voy a ser el único que pierda la cabeza? ¿Será que la mantengo fría (la cabeza) cuando el resto es presa del pánico? Puede que ocurra lo que ocurra, siempre acabo nadando contra corriente.

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