lunes, 6 de agosto de 2012

La Tinta, el Tintero y... el Azar

De entre las brumas del tiempo, he regresado. Vale, mi regreso no es tan poético pero aquí estoy de nuevo.

Confieso que en estas semanas he querido perderme un poco. Sin vacaciones a la vista, llega un momento en el que desconectar se convierte en un objetivo primordial. Para mi significa zambullirme un rato en el agua. Ni me lo pienso. El agua de las duchas sale helada y a la carrera me tiro de cabeza antes de arrepentirme y darme la vuelta.

En el preciso momento en el que mi cabeza entra en el agua, todos mis problemas del día a día, todas esas tonterías que hierven en mi mente, se disuelven. Desparecen del mismo modo que se aferran a mi conciencia, sin venir a cuento.

Para completar la jornada, intento no ahogarme al tiempo que nado un poco. Cuando llega la hora de secarse, miro al cielo azul. La mira se queda fija en ese extraño manto que cubre nuestras cabeza.

Sé que estoy dejando un poco de lado algunos proyectos. A medio escribir me rondan (y a veces me gritan) algunos relatos. Pero siendo sincero ahora lo único que puedo hacer es leer. Mantengo viva la llama con mis amados libros de terror, de aventuras, de amor, de historia, de todo lo que sea.

En breve, volverá el momento de la disciplina. De sentarme de nuevo y dejar que mi imaginación escriba esos cuentos, que continúe proyectos y ponga en marcha la maquinaria de mis sueños.

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