lunes, 15 de marzo de 2010

La Tinta, el Tintero y... el Telar

Cierra los ojos. Cuenta hasta diez, mientras lleno con aceite el candil que apenas sí puede iluminar mis sueños. Atrapado vivo entre sueños, viejos y decrépitos unos, incapaz de recordar el resto. Y con esta he perdido la cuenta de las veces que te he amado y olvidado en silencio. De las veces que me he perdido sin encontrar el camino de regreso. Por no tener remordimientos. Sin remedio, ando con calma y pierdo el rastro que antaño me llevaba hasta tu cuerpo.

He preferido ignorar los sabios consejos que me dio el Lobo del cuento y acabé en la cama de tantas Caperucitas, que no tengo muy claro cual de ellas me robó el alma.

El camino de vuelta a casa hace tiempo que lo he olvidado, pero a estas alturas de la historia poco importa, pues lo último que me falta por ver son a los Gigantes, transformados en Molinos, ganándose la vida moliendo cada uno de tus besos.

2 comentarios:

Ynher dijo...

A veces el amor causa locura, pero esa locua es la más hermosa que podamos imaginar y solamente tenemos que aprovecharla
Un abrazo

Juancho dijo...

Cierto, muchos sentimientos causan locura, el amor entre ellos.

Aunque no todos los amores que producen locura son buenos...

Un abrazo.