domingo, 5 de mayo de 2013

La Tinta, el Tintero y... el Contratiempo

Todo cambio, cualquier cambio comienza con un deseo. Con el tiempo he aprendido que los deseos cuanto más simples mejor. De nada (o de muy poco) me sirve pensar en grandilocuentes finales, en metas gloriosas, si no estoy dispuesto ni tan si quiera a dar el primer paso.

Por aquí, entre mis muchos cuadernos, tengo un par de agendas. Sí, sí, agendas de anillas, de esas que se ven tan poco en un mundo lleno de tecnología. Las guardo con un propósito que hasta ahora únicamente estaba en mi cabeza. Porque veréis, tengo una pequeña manía, me encanta escribir a mano. Una afición que se remonta tiempo atrás. Digamos que si no lo escribo de mi puño y letra le falta algo, mira que he tratado de usar más el ordenador para plasmar mis ideas, mis proyectos o mis tonterías pero si antes no está en una hoja de papel... Mal empiezo.

De ahí las agendas. Hasta ahora cerradas, con un par de anotaciones aquí y allá, nada serio. Pero como ya he dicho: deseo cambiar. Quiero centrarme (una vez más) y buscar un pequeño sitio donde pueda estar (casi) sin molestar a los demás.

Con este pequeño pasito, este tan insignificante como abrir una agenda pienso dar rienda suelta a una parte de mi demasiado tiempo ocupada en otros asuntos.

Ya veremos hasta dónde me lleva este nuevo, pero al mismo tiempo, viejo sendero.

No hay comentarios: