jueves, 23 de agosto de 2012

La Tinta, el Tintero y... la Presencia

La farsa ha llegado a su fin. El martillo de la realidad ha descargado toda su furia sobre mi en un último y desesperado intento por hacerme despertar.

Tras el golpe poco me queda ya. Rebusco en mis bolsillos y encuentro mis historias tristes hechas jirones de cuando aún era un ingenuo que pretendía amar.

Las lágrimas se secan formando puntas de lanza que me hieren cada vez que intento soñar.

Soñar con una sonrisa que me espera al regresar. Soñar con unas manos que calman mis temores. Soñar con unos labios que me dicen 'Te amo' y se dejan besar.

El camino se abre ante mi con la sombra de los árboles, el viento jugando entre los matorrales, el cantar de docenas de aves y una soledad eterna que tira de mi para que no me detenga y recuerde que una vez yo también podía soñar.

lunes, 6 de agosto de 2012

La Tinta, el Tintero y... el Azar

De entre las brumas del tiempo, he regresado. Vale, mi regreso no es tan poético pero aquí estoy de nuevo.

Confieso que en estas semanas he querido perderme un poco. Sin vacaciones a la vista, llega un momento en el que desconectar se convierte en un objetivo primordial. Para mi significa zambullirme un rato en el agua. Ni me lo pienso. El agua de las duchas sale helada y a la carrera me tiro de cabeza antes de arrepentirme y darme la vuelta.

En el preciso momento en el que mi cabeza entra en el agua, todos mis problemas del día a día, todas esas tonterías que hierven en mi mente, se disuelven. Desparecen del mismo modo que se aferran a mi conciencia, sin venir a cuento.

Para completar la jornada, intento no ahogarme al tiempo que nado un poco. Cuando llega la hora de secarse, miro al cielo azul. La mira se queda fija en ese extraño manto que cubre nuestras cabeza.

Sé que estoy dejando un poco de lado algunos proyectos. A medio escribir me rondan (y a veces me gritan) algunos relatos. Pero siendo sincero ahora lo único que puedo hacer es leer. Mantengo viva la llama con mis amados libros de terror, de aventuras, de amor, de historia, de todo lo que sea.

En breve, volverá el momento de la disciplina. De sentarme de nuevo y dejar que mi imaginación escriba esos cuentos, que continúe proyectos y ponga en marcha la maquinaria de mis sueños.