martes, 25 de mayo de 2010

La Tinta, El Tintero y... el Tímpano

La realidad resulta muy dura cuando eres un soñador. Demasiado dura, tal vez. Desde que el despertador comenzó su cantinela mi cabeza se ha ido a tomar viento fresco, como suplente a tiempo parcial la junta directiva ha contratado una magnífica máscara de porcelana. Inservible, pero que da el pego perfectamente.

Siempre estás con lo mismo, me dicen algunos. La vida es así, otros. Resignación chaval, resignación.

Me he cansado, sin más. La gota que hubiera colmado el vaso nunca llegó a caer, porque el puñetero vaso ha terminado estampado contra la pared en donde la vida se gestiona a golpe de nudo de corbata y trajes caros que ocultan una triste fachada.

Predicar, con el ejemplo propio o ajeno, intentando cambiar el mundo en un intento tan fiero que a las primeras de cambio se lo lleva el viento. Qué decir, qué comentar a tal respecto. Nada, si total, lo mejor es sentarse a ver cómo luchas por los sueños de los demás, ¿verdad?

Los labios se calientan y llega el momento en el que poco importa si sueñas despierto o si cuentas tu verdad entre lamentos.

miércoles, 12 de mayo de 2010

La Tinta, el Tintero y... el Reencuentro

Mi vida no pertenece a las grandes corporaciones, multinacionales ni compañías, ni se encuentra encadenada por horarios estrictos, míseros sueldos o gerentes que venden su alma por cerrar un suculento negocio.

Nada de todo eso, mi vida se rige por una marea de sentimientos, una avalancha de sensaciones que, cada minuto que pasa, colman y sacian mis sentidos y alimentan mi imaginación.

Decepción al sentirme rechazado, por agobiarme en el trabajo, por no comprender las razones y explicaciones tras las cuales se ocultan los mayores. Acorralado por un mundo de corazones vacíos y expresiones huecas que visten inmaculados trajes y corbatas al más puro y decadente estilo que imponen todas esas grandes empresas.

Ilusionado por una simple sonrisa, por perseguir mis sueños, por saber que alguien permanecerá junto a mi contra todo pronóstico. Por una invitación y poder comer a tu lado. En una encrucijada de miradas que, si la imaginación se pone de mi parte, acaban desnudas en tu cama.

Mi corazón ladra de pura alegría y con la voz muy bajita me susurra escenas de deseo en estado puro, de tardes compartidas, de broncas que nunca duran más de un día. De risas al verme hacer el payaso mientras te espero a la salida de tu trabajo. Con atardeceres vistos a través de unas lágrimas que surgieron cuando me atreví a decirte te quiero. Por ilusiones compartidas con una simple caricia.

Curiosa es la vida, mi vida, en cuanto me cierran una puerta a dos centímetros de mis narices; sin que nadie se dé cuenta me doy la media vuelta abandonando esa dichosa habitación para cobijarme entre las costuras de tu pantalón.

De esta manera, puro mirar debajo de tu colchón sin miedo a que aparezca el hombre del saco y me sorprenda jugando con el cierre de tu sujetador, al tiempo que mis labios buscan en los tuyos un lugar más acogedor.

martes, 4 de mayo de 2010

La Tinta, el Tintero y... la Traición

Una vida que dura una mirada fugaz, una sonrisa esquiva, unos labios y un cuerpo que deseo acariciar.

Una vida competa de sentimientos que no dejan de azotar los acantilados en donde el viento se detiene a descansar, a llorar por todo lo que ha visto, por todo aquello que no ha podido saborear. En sus maletas, relatos de encuentros en bares apartados, de lamentos y deseos deshechos a causa de justificaciones dictadas por corazones enfermos y mentes condicionadas.

El tiempo pasó, sin pausa, sin tan siquiera saludar, desde la última vez que mi corazón se rompió; esperanzas hechas añicos esparcidas por el suelo de cualquier habitación. Vi como se alejaba de mi vida, consumida por un fuego que engullía toda mi pasión. Cada parte que se negaba darte la razón era pasto de las llamas y reducida a cenizas, sin resentimiento, sin compasión

Vendí mis sentimientos al mejor postor, los ofrecí sin condición; y ahora me veo que igual que cuando comenzó a desnudarse por los pasillos que conducían a los bares de su perdición.
Qué es lo que realmente ofrezco. ¿Una vida de ensueño? ¿Delirantes momentos que ni el tiempo sabe como poner freno? O tal vez una vida llena de deseos, la de un niño que se niega a creer que el mundo ya no está bajo sus pies.

Me deje llevar por manos y palabras que nunca pierden nada, pues el mundo de otros el que se desmorona. Ni yo mismo me entiendo, sin ningún rumbo a seguir y persiguiendo cualquier sonrisa que por un instante me haga feliz. Obligado a lidiar con alcahuetas de sonrisa fácil y espaldas cubiertas que dilapidan consejos que nunca se aplican.

Desde una colina apartada contemplo lo que una vez fue una tierra desolada, en donde antaño me atrevía a plantar sueños y esperanzas. Ahora miro hacia atrás sin ver signo alguno para la esperanza o la felicidad. Sin más miramientos el viento recoge sus pertenencias y levanta el vuelo, dejando atrás dolorosos recuerdos que se niegan a olvidar; hasta que encuentra otra sonrisa, otra forma de soñar. Nubes de polvo arrastran con desgana los últimos lamentos de mi alma hace tiempo asesinada.

La vida a mi alrededor sigue, continúa a marchas forzadas. No entiendo como las personas se conforman con tan poco o seré yo quien lo pide y da todos sin límites ni condición. Una de las muchas razones por las que mi corazón tiene miedo e ilusión de entregarse a unas manos y una vida que no comprenda que para mi las emociones son el único motor de toda esta creación.