lunes, 24 de enero de 2011

La Tinta, el Tintero y... la Tenaza

Estaba escribiendo una de mis innumerables entradas, de esas con cantidad de giros y sentimientos en espiral, cuando he decidido comenzar de cero.

Más que nada porque no me siento muy inspirado. Es más, mi inspiración está ahora mismo dando la segunda capa de pintura al techo de mi habitación y como asome los morros por allí me lanzará un brochazo y no sin razón. Y aunque parezca emocionante, ,que tampoco lo es, me encuentro metido de lleno en un mundo de colores tan absurdo que cuesta creer que alguien se dedique a ponerles nombres de ese calibre.

Esto de jugar al gato y al ratón con el Tiempo es algo que nunca me ha llamado la atención. Llega un momento en el que no sabes quien es el gato, quien el ratón o donde está la salida para poder respirar un poco de aire fresco.

miércoles, 12 de enero de 2011

La Tinta, el Tintero y... el Cenicero

Primera entrada del año. Tras pasar las vacaciones dedicadas exclusivamente a mi casa regreso a la normalidad. O lo que se supone que es la normalidad.

Debo decir que, aunque parezca mentira, en esas dos semanas, sin que haya vivido grandes acontecimientos, mi forma de ver el mundo ha cambiado un poco. Terminé el año un poco agobiado por la situación. El piso, la hipoteca y hacer frente durante algún tiempo a todos los gastos relacionados consiguieron que mi perspectiva se tornase un poco más gris.

Un tiempo después, dos semanas para ser exactos, logré centrarme y salir de esa extraña niebla que me envolvía. No voy a caer en los tópicos fáciles y recurrentes sobre afrontar una nueva etapa, ver la vida de color de rosa o sobre la búsqueda de la felicidad está en levantarte de la cama dando un salto mortal.

No, por el contrario no voy a esperar nada, seguiré como me gusta ser, y si cambio será porque yo quiero cambiar. Seguiré rodeado de libros, de historias de terror, de mis estilográficas y mis libretas para contar todo lo que vivo y todo lo que me surge del corazón. Para el resto, mi fiel blog, que ya he perdido la cuenta de las entradas que publiqué en nombre de esa desconocida que aún no me ha prestado su corazón.

Si alguien todavía dudaba, esa desconocida ni tiene nombre ni tiene apellidos, pues me gusta imaginar historias tras un cristal y escribirlas sobre el vaho que empaña mi soledad. Historias mezcladas con la realidad, removidas, que no agitadas con no poca fantasía.

Si te quedas con ganas de más, puedes intentar buscar una mirada triste entre la gente de la gran ciudad. Una mirada que, tal vez, salga a tu encuentro. Esta vez para jugar a Beso, Verdad o Atrevimiento.