jueves, 31 de diciembre de 2009

La Tinta, el Tintero y... la Escritura

Última reflexión del año. Tranquilos, no me extenderé demasiado.

Sólo he de decir que me siento orgulloso de haber conseguido todo lo que tengo entre manos. Todo lo que he perdido y todo lo que he ganado.

Pues Yo soy Yo, tanto para lo bueno como para lo malo.

domingo, 27 de diciembre de 2009

La Tinta, el Tintero y... el Ruiseñor

No sabría muy bien por dónde empezar. Las noches guardan un secreto, un puñal forjado con el filo de tus besos se tiñe de rojo al amanecer. Clavado en la espalda de aquellos que huían aterrados por todos los actos infames cometidos al abrigo de una oscuridad cargada alcoholes, bailes y labios errantes. Antes de que la Luna se digne a despejar cualquier duda acerca de si era tu mano o la mía la que empuñaba el arma homicida, realizaré mi último acto de valentía.

Con más de cien heridas que dejaron tus caricias, con mi sangre dibujando corazones en cada una de las esquinas, con mi pulso temblando por efecto de la adrenalina y mis nervios recordando cada uno de los pases de modelos. Entre penumbras, guiños y espejos, de manos que se buscan, que desean, que esperan el momento.

Regresaré de aquel mundo de olvidos y sueños, aunque me cueste la vida en cada intento. Regresaré con tu último beso atado a mi cuello.

Me pregunto porque siento este impulso de salir corriendo, huyendo de tu sombra, de tus ojos, de tu pelo y de todos los pasos que dimos hasta que terminamos saciando la sed irracional que produce el deseo. Mientras que mis besos se quedan sobre el papel. Vestidos con trajes negros mientras velan noches de luto sobre mis sábanas frías y sin sentimiento.

Me pregunto si realmente valió la pena pagar el tributo a tu cuerpo y tus deseos. Soñando que los días no hacen daño y los atardeceres caben en el pañuelo que seca mi llanto.

Me pregunto si las cuatro paredes que me rodean intentan decirme algo o ahogarme con la mención de tus suspiros de noches en vela. En un intento de limpiar su conciencia por todos los secretos que han guardado con miedo de que los robasen mi alma en pena.

Al final del camino, cuando el Sol se esconde de nuevo, y yo cansado de tanta pregunta y finales heroicos que llenan páginas con tinta seca, evoco tu nombre... abro el armario de tus recuerdos y sin venir a cuento le prendo fuego a cada uno de tus besos.

martes, 22 de diciembre de 2009

El Verso

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Autor del Texto: BlackMiG.
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Silencio.
Que nace de la distancia
impuesto,
tan ruidoso.

Distancia.
Que nace del sentimiento
expuesto,
tan hermoso.

Ambos hijos.
Silencio y distancia
de esa vieja rancia,
que se llama olvido.

¿Cómo es posible esto?
¿Cómo el absurdo,
para nadie bueno
de llegar a este punto?

...Y mientras esto divago,
alejarte veo.
En mi bote navego,
de tu puerto, zarpo.

Llegar a extrañar.
Y callar.
Llegar a escribir.
Y borrar.

Añoranza y recuerdos.
Que flaco favor hacen,
alimentando sueños.
Que pudieron cumplirse,
incluso lo hicieron.

Intentar no decir,
aunque sepa mal.
Intentar no sentir,
engaño sin más.

Presencia y sonrisas.
Que flaco favor hacen,
alimentando Vidas.
Que pudieron cruzarse,
incluso lo hicieron.


...Y mientras esto divago,
alejarte veo.
En mi cama sueño,
de tu calor, extraño.

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Autor del Texto: BlackMiG.
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domingo, 13 de diciembre de 2009

La Tinta, el Tintero y... el Desván

Mi corazón no se ha parado. Descansa sobre un colchón de ganas y sueños inacabados. De la misma forma que se fue de mi vida, han desfilado cientos de sonrisas. Esperanzas con los pantalones ajustados y melenas hasta la cintura han susurrado historias de amor que se derretían tan rápido como el hielo bajo Sol abrasador de tus caricias y mentiras.

Logré escapar del laberíntico juego de bares y noches de alcohol. De todos tus besos con sabor a traición. Me vi obligado a ser más rápido que mis propios pensamientos. Necesidad de no parar de soñar, buscando esa felicidad de la que todo el mundo habla pero que nadie es capaz de alcanzar.

En un acto de fe, abandono la mediocridad. Rodeado de risas e historias que contar. De ilusiones perdidas y lágrimas que nunca se dan por vencidas. Miradas que se mezclan con esa ciencia confusa que dicta leyes y redacta besos al amparo de la Luna. Me niego, no me rendiré ante tanta hipocresía. No me pondré de rodillas ante vidas petrificadas, aterrorizadas por creer que no existe ninguna otra salida.

Mi corazón se ha desecho de la mordaza, y ahora grita, se enfurece al ver que nunca le querías. Pero su aullido es un alivio, comprende que no existe ningún destino. Las hojas arrastradas por el gélido viento forman un libro perfecto para escribir cada uno de mis lamentos sobre dedos entrelazados y besos que nunca se dieron.

domingo, 6 de diciembre de 2009

La Tinta, el Tintero y... el Mantel

Contra todo pronóstico, logré escapar, huir a otro lugar. Los pies me llevaron a de bar en bar, con los sueños justos para pagar una ronda más. Nublando mi mente con besos y esperanzas que se nunca se renuevan más allá de las seis de la mañana. En el mismo momento que el viento aúlla por las esquinas, borracho de olvido y tristeza. Ahoga mis penas, frías páginas en blanco que aún luchan por conservar un poco de dignidad. La justa antes de abandonarme ante un mundo que siempre mira hacia otro lado cuando el precio que exige resulta demasiado alto.

La llamada, no puedes evitarla. Desde mi ventana diviso calles de luces y sombras, de odios, de venganzas consabidas, de amores que no pretenden dueño ni palabras que aten más de una caricia. Con mil y una historias que merecen la pena ser vividas, no deseo quedarme a ver como termina convertido en cenizas mi corazón, cansado ya de remendarse las heridas con noches en vela, contando las estrellas que cuelgan del techo de una habitación vacía de fantasmas que juegan a olvidarte para no perder la razón.

La sombra que busco se refleja en las noches de luna llena, juega con las nubes, levanta sus faldas para comprobar si de verdad usan ropa interior. Se esconde entre los renglones de amores prohibidos, bailando hasta el amanecer junto a camas sólo dan la bienvenida a aquellos que ya no tienen nada que perder. Susurra palabras lascivas mientras se recupera de la resaca provocada por las ilusiones mal vendidas a la primera sonrisa que repartía flores en un callejón que nunca llevó tu nombre.

Algún día, cruzaremos de nuevo nuestras vidas, sinceramente espero acordarme de todos aquellos momentos que dilapidaste por querer intercambiar pasiones y fotografías que anuncian en las portadas de las revistas, de espejismos embotellados, envasados y listos para ser vendidos como productos en cualquier centro comercial.

Ahora es el momento de arrastrarme hasta mi lecho, arroparme con las sábanas frías y soñar, mientras el viento sigue llorando de esquina en esquina, que algún día mi corazón dejará de hacerle compañía.