miércoles, 28 de noviembre de 2007

La Tinta, El Tintero y... la Tempestad

Me acerco al borde del precipicio, el olor salino y el murmullo de las olas rompiendo contra el acantilado lo abarcan todo.

Hoy es un día tranquilo, no encuentro ninguna razón para que sea así. Respiro y lleno mis pulmones. Me siento, dejando los pies colgando. Observo...

La inmensidad del mar, que se junta con el cielo en el horizonte. Bajo la mirada, el agua toma carrerilla y juega a salpicar las paredes, a intentar subir y ver qué esta pasando.

El sol se arropa en el horizonte, miles de destellos anaranjados se mueven al compás del oleaje, y tengo que apartar la mirada. Muevo los pies y arranco pequeños trozos de roca, que se precipita sin remedio. El agua, también se ha dado cuenta, y alza sus brazos para atraparlos. El juego le gusta, y lo repito.

Me tumbo, cierro los ojos y el viento me susurra historias que nadie se ha parado a escuchar. Me invita a soñar.

Ahora que caigo... hoy he venido con un regalo: una pequeña flor. La saco con sumo cuidado y la dejo caer. El viento la recoge, entregándosela lentamente a la mar, no quiere romperla sólo jugar.

Mientras veo como se aleja, susurro: "Mi pequeña flor de loto, espérame al otro lado de la orilla...".

Me levanto tranquilamente y pienso: "Me cago en la leche, que cursilada más gorda me acaba de salir...".

lunes, 26 de noviembre de 2007

La Tinta, El Tintero y... la Serenidad

Miro a mí alrededor, tengo ganas de gritar mi nombre, de romper con todo.

Estoy harto de ser el primero, de ser el último, de quedarme en medio.

Estoy harto de ser yo mismo, de tener que aparentar siempre. Estoy harto de ti, de mí y de todos aquellos que me rodean; de aquellos que me dicen qué tengo y qué no tengo que hacer.

Estoy harto de los consejos, de la gente que no sabe hablar ni escuchar. Estoy harto de no encajar en ningún lugar, de que siempre me etiqueten.

Necesito alguien que me comprenda, no quiero compartir mis sueños porque ni siquiera son míos; no quiero compartir tus sueños porque no los entiendo.

Estoy cansado de que nada me salga bien, de que la mala suerte sea mi única compañía.

Quiero ir a algún lugar del que no pueda volver, quiero que la gente me olvide y que se acuerde de mí; que me engañe y que me diga la verdad.

Estoy cansado de mirarme al espejo cada mañana y sentir asco de lo que veo.

Quiero arrancarme los ojos para no ver nada, cortarme la lengua para no decir nada, cercenarme los oídos para no escuchar nada, quitarme la piel para no sentir nada.

Quiero desahogarme, quiero que me escuches y que me mandes callar.

Lo quiero todo y no quiero nada. Las dos caras de una misma moneda que no para de girar.

Quiero quedarme en la cama cinco minutos más...

jueves, 22 de noviembre de 2007

La Tinta, El Tintero y... el Sueño

El día podría calificarse como una basura. Discusiones en el trabajo, malos modales de la gente, miradas asesinas, y un sin fin de actos pequeños pero inhumanos. Abro la puerta de mi casa, entro, todo esta en calma; únicamente el sonido ajetreado de la ciudad la rompe.

Me encuentro muy cansado. Me descalzo, el frió recorre la planta de mis pies y un escalofrío involuntario estremece todo mi cuerpo. Me deshago de mis pertrechos, y lentamente me desvisto, ahora la prisa ha dejado de atosigarme.

Entro en el dormitorio, la veo, esta tendida boca arriba, en ropa interior, profundamente dormida. Sin realizar ningún ruido, me deslizo entre las sábanas. Extiendo mi brazo por debajo de su abultado vientre. No se mueve. Mi otro brazo sube por su costado. Apoyo mi cabeza sobre su redondo abdomen, y noto un suave siseo acuoso... y un pequeño miembro golpea ligeramente desde el interior.

Abre los ojos y me mira, me observa sin decir ninguna palabra. La observo, paladeo el momento; me sabe a amor, a odio, es dulce y amargo; a días intensos, a discusiones y reencuentros. El sabor es el del respeto, del primer "mamá y papá", de noches en vela, del primer beso y de las innumerables veces que juntamos nuestros cuerpos. Siempre con un gusto a paseos bajo la lluvia, a los ramos de flores y a rememorar los viejos tiempos... sabe a todo y nada, me sabe a vida.

Alarga su mano, me acaricia el pelo como si fuera un niño pequeño que busca el consuelo después de asustarse. Sonrío, y me sonríe. Cierro los ojos, y sus dedos comienzan a juguetear con mi cabello.

Me quedo dormido. Y lo último que oigo es un... "Te quiero".

martes, 20 de noviembre de 2007

La Tinta, El Tintero y... el Laberinto

Estoy atrapado, no encuentro ninguna salida. Creo que estoy dando vueltas en círculo.

Veo paredes a ambos lados, largos pasillos, interminables. Cualquier decisión que tomo, cualquier camino que elijo, me lleva a ninguna parte.

Giro a la izquierda.

El pasillo continua, estas cuatro paredes me asfixian, sigo adelante, otra esquina que doblar, otro pasillo.

Giro a la derecha.

No paro de pensar: "¿cómo salir de aquí?". Me fijo en las paredes, en el techo, en el suelo... siempre igual, no cambia nada.

Grito, ni si quiera el eco me responde.

Me encuentro tan solo... necesito salir de aquí.

Giro a la izquierda.

¿Por qué nunca encuentro una salida? Sigo avanzando, nunca me paro, se me prohíbe detenerme. No puedo, no quiero.

Estoy cansado y me paro, miro hacia atrás... el mismo pasillo insulso. Miro hacia delante, el pasillo continua, sin fin.

Giro a la derecha.

Te encuentro, me encuentro. Me fijo en tus ojos, tu cara, tus labios. Me arrodillo, me agarro a tu cintura...

Estoy tan cansado...

domingo, 18 de noviembre de 2007

La Tinta, El Tintero y... la Oscuridad

Atención: Relato Corto.

Hoy la he vuelto a ver, pero como viene siendo habitual lo único que hemos intercambiado han sido las miradas, jamás le he dicho lo mucho que me gustaría conocerla, pasear a su lado, ser su confidente, su amante... mi miedo al rechazo, a la burla, al NO es demasiado grande, tal vez algún día todo eso llegue a cambiar.

El metro estaba a rebosar de gente, ensimismado con la música no pude escuchar el gorgojeo gutural que inundó los vagones, todo el mundo se quedo petrificado, observando en todas direcciones, cuando me quité los cascos únicamente pude distinguir un eco... de algo que se ahogaba en un liquido pastoso. De repente, todo fue sacudido por una embestida, los gritos, aullidos y gimoteos se confundían con el chirriar de los hierros y cristales rotos.

La masa humana volcó junto con el vagón, la luz se apagó, no podía respirar, los cuerpos me aplastaban, mientras que recibía los golpes de las personas que intentaban a toda cosa zafarse de aquella trampa mortal de carne, huesos, y hierros retorcidos.

Aire, necesito aire, me retuerzo sobre mi mismo, aparto a una persona inconsciente y consigo llenar con aire mis pulmones... el olor a plástico quemado, sangre, orines y heces lo llena todo... es el olor del miedo. Escucho gimoteos de dolor, llantos de desesperación, un sonido muy peculiar se alza en el túnel... es grotesco, suena a ropa mojada, algo viscoso golpeando el suelo...

Súbitamente, el terror... los pocos que consiguen levantarse huyen como ratas de un incendio, pisando a los caídos, apartando a los que corren más lentos, el pánico se apodera de los supervivientes. La masa informe avanza despacio masticando la carne, triturando los huesos...

Lo único que consigo escuchar es mi propia respiración y los aullidos de la gente al ser atrapada por esos tentáculos, por esa... cosa.

Veo una de las puertas del vagón abiertas, salto... y noto el suelo demasiado blando para ser hormigón, ha sido una mala idea... mis gritos de dolor y terror se confunden con los de tantos otros...

Creo que jamás tendré la oportunidad de decirle cuánto la quería...

jueves, 15 de noviembre de 2007

La Tinta, El Tintero y... el Aburrimiento

Estoy aquí, sentado delante de mi ordenador, sin saber exactamente qué escribir.

Hace más de un mes que no he escrito ninguna entrada; se podría decir que he estado ocupado, pero no; ha sido pura pereza, pura desidia...

Aunque bueno, últimamente me estoy tomando un par de cosas más en serio, una es el régimen que estoy llevando - por salud, más que por estética.- y la otra es el Aikido - incluso estuve en un curso este fin de semana.- ; muy duro pero muy gratificante.

Sigo buscando esa fórmula secreta que me ayude a canalizar toda mi imaginación en palabras, todas esas aventuras, desventuras, amores y odios, que continuamente aparecen como fotogramas sueltos de una película inacabada...

Pero no te preocupes amigo mío... nuestros enemigos son legión.