miércoles, 27 de junio de 2012

La Tinta, el Tintero y...la Lima

Si el tiempo se detuviese, podría imaginarme cientos de historias. Cada una de ellas con un comienzo incoherente y un final digno de cualquier demente. Pero no es así, resulta que avanza presto. A veces tan rápido que ni siquiera soy consciente de lo que estoy ganando o perdiendo.

Entrar en detalles resultaría superfluo.

Al igual que mi manía de recurrir al humor negro o cargar contra todo lo opuesto, casi no puedo evitar eso de soñar despierto. De escribir mi vida en cuadernos inconexos o de soñar que acaricio tu cuerpo en un olvidado trastero.

A todo esto, al observar la vida que me rodea me siento impulsado por callar o decirlo todo en un momento. Para mi no existe el término medio como tampoco existe esa alma gemela con quien compartir ese instante que tan sólo ella y yo viviremos.

En cualquier caso, resulta que estoy un poco cansado de ver como ese castillo de naipes se tambalea pero no cae. Permanece en pie con una increíble tozudez mientras a su alrededor todos aguardan para comenzar la rapiña y que el mundo siga con su eterno gira que gira.

lunes, 18 de junio de 2012

La Tinta, el Tintero y... la Anilla

Al final, la burbuja explotó. Como tantas otras, sin pena ni gloria.

Dejando un sabor agridulce a victoria y derrota.

Mis sueños suelen acabar así, en una explosión multicolor que lo salpica todo con restos de sonrisas y noches mal dormidas.

Me siento como una pequeña mosca que ayuda a la araña a tejer la red mis propias penas en la que, tarde o temprano, caerá presa.

Las lágrimas hace tiempo que dejaron paso a gotas de fango demasiado espesas como para llegar a mis labios.

Otro día más, el Sol se pone y a mi ya no me quedan más ilusiones por arrancar y mantener la llama de las esperanzas que una vez llevaron su nombre.

miércoles, 6 de junio de 2012

La Tinta, el Tintero y... el Casquillo

Vaya, tengo la sensación de que todo el mundo posee una excusa perfecta para no continuar. Mirando esas lucecitas de colores que no paran de brillar con divertidos colores. Resulta desesperante, que mientras dura el día a día, no pares de escuchar teorías absurdas y pensamientos que se empeñan en llegar a callejones sin salida.

Me encuentro apático. El trabajo se ha convertido en un sin sentido que dura ocho horas y media de lunes a viernes. Si tan sólo nos parásemos a pensar un poco en algo que no fuera el pan y el circo se podría conseguir mucho más de lo que tenemos entre las manos. Algunos lo llaman pensamiento crítico, otros pensamiento sin más.

Discusiones, más discusiones y trabajar sin más objetivo que pisar a los demás. Magnífico, ¿en qué momento me deje engañar? O a lo mejor no fue un engaño, si no yo el que busco mirar más allá.

Al tocar retirada, un tren aguarda y toca regresar a casa con la conciencia vacía, adornada con alguna que otra telaraña. Al menos me encargo de rellenar devorando cientos y cientos de páginas que relatan historias que nadie sobre la tierra vivirá.

Del resto, mejor ni hablar. Agarrándome a clavos ardiendo porque no tengo otras ocurrencias que pensar que eso de darte a conocer funciona en el MundoReal™. Siendo sincero, soy un bicho raro que nunca ha aprendido a volar. Ahora bien, eso no es motivo para dar un paso hacia atrás. Retroceder no es la opción, y mucho menos lamentarse por lo que pudo haber sido y ya nunca pasará.

¿Qué queréis que os diga? Es uno de esos días en los que la sonrisa se cae de los labios cuando uno se agacha para atarse los zapatos. Si la encuentras, hazme un favor y rómpela en mil pedazos. Esa ya no me sirve porque me estoy fabricando otra con retales de noches sin luna y reflejos del olor de la lluvia.