sábado, 27 de septiembre de 2008

La Tinta, el Tintero y... la Vaina

Supongo que en el fondo soy un poco masoca, necesito echar leña al fuego para que mi propio corazón a vapor pueda seguir funcionando a su ritmo. Después de un tiempo a la deriva he regresado, he vuelto a la marea humana pero esta vez voy a intentar hacer surf, a nadar contra corriente, a odiar los gritos del maldito despertador.

No creo que sea tan malo después de todo, simplemente que aún a pesar de ser un soñador empedernido he de ganarme el pan nuestro de cada día y conseguir que los ricos sean un poco más ricos a mi costa. Con tal de que me dejen soñar tranquilo... lo que sea. No todo va a ser tan malo como lo pintan, míralo por el lado positivo, esa gran caldera que es mi mente volverá a tener combustible de nuevo para desear salir, para quejarme de todo lo que me rodea, de salir corriendo del trabajo e ir a tu encuentro. Únicamente para que me cuentes con que nuevos labios te has topado, solamente para contarte en cuántas calles podemos llegar a perdernos.

Todo, absolutamente todo cambia, se disfruta más de lo prohibido, de lo que te intentan robar, de lo poco que te queda. Interesante me resulta cuando tenía en mis manos todo el tiempo del mundo y era incapaz de derrocharlo adecuadamente. Ahora vuelvo a estar limitado, cortado, cercenado por mis propias obligaciones y en cambio, la máquina se para. Todo vuelve a ir demasiado despacio, puedo ver con claridad el paisaje a través de las ventanillas de mi tren particular. Ya no son líneas difuminadas. Mi manía de quererlo todo ya, ahora y para ayer. Me atragante con un bocado tan grande, alguien me tiene que obligar a comer más despacio, a intentar saborear lo que me llevo al alma.

Créetelo, a todos nos pasa, somos así, no podemos evitarlo. Cuanto más tenemos, menos sabemos que hacer con ello. Aún así, no estoy triste sino confundido. Volvemos a la etapa de sonrisas falsas, de miradas asesinas, de sumisión en pos del progreso y el estado del bienestar. Curioso, sí, pues en verdad todo esto no es más que un juego, de los que a mí tanto me gustan. La pelea continua entre 'Aquí están mis cojones y mi vida' y 'Yo tengo el poder que me llevará a la tumba'. La personalidad de trinchera, aún a pesar de todo lo que piensas estas ahí, recibiendo los morterazos cargados de soledad, la metralla del día a día y la granizada de balas con punta de normalidad. Lo aguantas todo, simplemente porque eres así de masoca, ves siempre un rayito de estupidez y te aferras a él, te divierte. Al final, me he convertido en un yonqui de estas situaciones, no podría vivir sin ellas, aún odiándolas a muerte.

Cuando suene el pistoletazo de salida, de nuevo analizaré todo, recompondré una historia fantástica, correré a tu lado para susurrarte mil paranoias, mil deseos, mil caricias. Con más ganas te llevaré a rastras por el centro de Madrid, imaginando historias crueles, sin sentido, aventuras tristes... pero que con toda la intención siempre terminen en tu casa, en tu habitación, con nuestras miradas revueltas en aquel maldito sillón.

viernes, 19 de septiembre de 2008

La Tinta, el Tintero y... la Jaula

Supongo que en algún momento perdí el control, algún resorte no debió realizar su trabajo, se jodió o se desencajó. Tal vez, cuando todo el mundo eligió el camino de la derecha, yo me desvié hacia la izquierda... o por el centro o directamente salí disparado campo a través como un animal acorralado que intenta huir de su depredador. Sí, tal vez desperdicio mi tiempo, lo lanzo por la borda con mis paranoias, con mis estupideces, con mis ganas de perderme dentro de tu escote, de ver como esta gran bola de barro nos asesta un contra golpe y nos manda a la carajo a todos.

Aunque sobre todo, ando ligeramente desesperado de ver como no encajo en ningún lado, de observar como mi maldito cerebro no para de imaginar, de pensar en: ¿Cómo sería mejor? ¿Por qué esto o aquello? Paranoias que no me llevan a ninguna parte y aquí estoy, viendo soñando en como sería el mundo desde mi punto de vista, como podrían ser las personas que me rodean, demasiadas preguntas y ninguna respuesta. Me estoy agobiando demasiado, yo solo, sin la ayuda de nadie y eso es lo peor. En este preciso - y precioso - momento no tengo muy claro que debo hacer, que tengo que pensar o como debería de actuar. Me siento un extraño en una tierra donde las ideas que porto no encajan demasiado bien, ¿alguna vez os habéis sentido así? Todas las miradas te analizan, todo el mundo parece señalarte y juzgarte, donde todas tus palabras aunque sin intención suenan mal sonantes, agresivas.

La percepción de la realidad se distorsiona hasta tal punto que no sabes exactamente cual es la línea que delimita su mundo y el tuyo, ¿seré realmente culpable? ¿O por el contrario serán ellos que no quieren ver lo que realmente están construyendo? Sé que no son más que estupideces mías, intentos desesperados de un náufrago que intenta no ahogarse en esta hipócrita sociedad pero no desespero, como tantos otros antes que yo únicamente estoy aquí para dar ese puntito amargo a la existencia de los demás. Intento por todos los medios hacerles señales para que se den cuenta de lo que están - o no están - consiguiendo.

Por supuesto jamás lo conseguiré pues únicamente tengo mi propia imaginación como arma, mis ganas de perderme entre la gente y por supuesto, de las ganas de que me abras la puerta de tu casa justo cuando cae la noche. Nunca ganaré, nunca ha sido mi intención, esa es la razón de que no me mueva de aquí y aunque me veas con distintas caras, en distintos trabajos, con diferentes ojos... únicamente pégame un toque y allí estaré, dispuesto a amarte como si fuera la primera vez.

viernes, 12 de septiembre de 2008

La Tinta, el Tintero y... la Tierra

¡Bienvenidos damas y caballeros! ¡Niños y niñas! El mejor espectáculo del mundo os espera, no importa la edad, condición social, religión, etnia o color de piel. Todos estáis igual de excluidos, marginados, sois meras burlas, los actores principales - y los secundarios también -, ¿pensáis que tenéis la capacidad de reaccionar? ¿De pensar por vosotros mismos? Interesante teoría, sí, me gusta, pensaré en ello mientras veo como os retorcéis, como os humilláis, como sois capaces de destruiros entre vosotros y a lo que os rodea por algo tan sumamente efímero.

Ilusiones, ¿acaso te sorprende lo que te digo? No lo creo, supongo que en el fondo siempre lo has sabido, todos los días te das cuenta, únicamente te auto justificas para seguir adelante, jode ¿verdad? Vivir subyugado por las ideas, por las trampas, por las mentiras. Pero no te preocupes, tranquilo, todo esto da dinero, bueno me da dinero y eso que siempre buscáis: poder. Excusas, las he visto en muchos lugares, en los ojos de muchos de vosotros pero esta se lleva la palma. ¿Queréis poder? ¿Tanto lo ansiáis? La dominación en vida, someter a otros ya sea a través de las palabras, los hechos, las armas... me es completamente indiferente.

¿Os habéis planteado alguna vez vuestra existencia? ¿Hasta donde queréis llegar? Realmente digo, no me valen respuestas como el bien común, la paz mundial o chorradas de ese calibre. ¿Que es lo primero que se te pasa por la cabeza cuando suena el despertador? ¿Y cada vez que recibes la nómina? ¿O pagas una letra de tu magnífico piso/coche/televisor de plasma/lo que sea que te hayas comprado? ¿Y cuando desperdicias tu tiempo? ¿Y el de los demás? ¿Y tu vida? Nunca te lo has planteado ¿cierto? Lo triste que resulta todo, lo desesperante que es, cada brillo de esperanza es apagado por cientos de hechos cotidianos.

No os preocupéis, de verdad, no sé a que viene ahora tanto mal estar, tanta rabia, no conseguiréis nada. ¿Pretendéis siquiera que me moleste? ¿Que me pare a pensar sobre vuestra patética existencia? Vamos, no poseéis un destino, únicamente servir a unos pocos que jamás moverán un dedo. Únicamente se esforzarán en teneros más esclavizados, para uso exclusivo de sus propios intereses. Dais pena, en conjunto, los pocos que han intentando algo, los que realmente lucharon por mejorar fueron asesinados, excluidos, marginados, desterrados. Ignoráis cualquier cambio sólo porque el miedo os domina, ese sentimiento a perderlo todo, al qué dirán, a quedar en ridículo. Parecéis sacados de un chiste. Pero no os detenéis ahí, si algo os molesta los suficiente, si creéis que vuestras posesiones, vuestra dignidad, vuestra estúpida posición se encuentran en peligro... atacáis, sin descanso, sin piedad, hasta destruirlo todo, incluyendo a vuestros hermanos...

¡Enhorabuena! Habéis conseguido lo que ninguna otra raza ha podido... una auto destrucción continua, poco a poco, sin prisa pero sin pausa. Si deseáis recoger vuestro premio - que lo estáis deseando - únicamente debéis pasar por el aro de vuestra propia condición, os aseguro que lo recibiréis todos y cada uno de vuestros días.

Ahm, se me olvidaba, existe otra solución, pero le tenéis tanto miedo que jamás os atreveréis a intentarlo. Al menos espero que cuando vuestro propio entorno ya no os soporte, ya no quiera saber nada más de vuestro progreso, o eche a patadas y en ese preciso instante, cuando más de la mitad de vosotros haya sucumbido os deis cuenta de todo el daño que habéis causado. Tal vez, sea un final triste sí... pero vosotros os lo habéis buscado.

No me busquéis, no hace falta, os he acompañado todo este tiempo, todo este camino... aunque me pusisteis nombre, me etiquetasteis, jamás habéis reparado en mi. ¿Realmente me quieres conocer? Esta bien, mi nombre: Ética, encantada de conocerte y ahora si me disculpas, me gustaría seguir viendo el espectáculo que para algo he pagado mi entrada.

lunes, 8 de septiembre de 2008

La Tinta, el Tintero y... los Dados

El juego ha terminado, como todo lo bueno parece que no ha durado lo suficiente o que no hemos disfrutado lo necesario pero da lo mismo. Pase lo que pase siempre podremos refugiarnos en el último rincón, en ese bastión que creemos inexpugnable, para guarecernos de todo aquello que suponemos malo, que nos hará daño. Menuda estupidez, o al menos eso pienso yo, cuando más seguros nos encontramos más daño nos pueden hacer y se puede demostrar de manera empírica; pero hoy esto de buenas, mira tú por donde, y no me apetece recordarte todo aquello de: 'te lo advertí', 'te lo dije', 'es que nunca aprendes' y demás chorradas.

Voy a proponerte un plan, a la antigua usanza, a dar un paseo, tomar unas cañas - o lo que quieras -, charlar y reírnos de lo que antaño hacíamos. Tranquila, no estoy melancólico ni nada por el estilo, simplemente me apetece ser algo normal, para variar, dejar de lado todas las malditas presiones, esas miradas inquisitivas de la gente, esas malditas campañas publicitarias, esas malditas revistas que se empeñan en grabarnos a fuego un estilo de vida, un físico, unas maneras que por raro que parezca no son las mías.
Quiero quemarme al sol, me quiero morir del aburrimiento, quiero ver pasar los coches... pero sobre todo, quiero - necesito - que me vuelva la caprichosa inspiración.

Después de un tiempo en mi pueblo, rodeado de la poca naturaleza que le queda a este maldito país, de no hacer nada, de enseñarle los peces de la fuente a mi sobrino una y otra vez - y de ver tractores también -, de paladear lo que sería una vida tranquila - pero dura - mi maldita inspiración decidió que ella también se quedaba allí y que ya me llamaría cuando decidiese volver. Cuando aclare mis ideas, cuando todo estuviera en orden... que ironía, teniendo en cuenta que mi concepto del orden se encuentra rozando el puro caos.

Por eso te pido, a ver si contigo a mi lado le entra un poco de envidia, un poco de 'gusa' y decide volver, porque si te soy sincero me siento extraño, como si no conociera la ciudad por la que me muevo, como si todos los edificios ahora me resultaran extraños y recelosos. Supongo que con el tiempo se me pasará, volveré a ser el mismo de antes, loco por perderme, loco por seguir adelante, loco por estar como una jodida regadera y loco por seguir la dirección del viento. Tal vez, con todo este tiempo de inactividad he perdido sangre, he perdido coraje y vea con otros ojos todo aquello que me rodea.

Demasiadas hojas a medio terminar, demasiados archivos a medio escribir, demasiadas palabras a medio acabar, pero no te preocupes, pase lo que pase yo seguiré aquí, alimentándome de sueños, los míos o los tuyos o los de cualquier otro, porque ¿sabes? Los sueños siempre están ahí, esperando a que los atrapes, pacientemente, y si alguna vez dejas de soñar, llámame y ya veremos qué es lo que podemos hacer.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

La Tinta, el Tintero y... la Tentación

Todo ha terminado, el ciclo ha llegado a su fin. Me parece bastante extraño puesto que en teoría creía haberme acostumbrado a esto, pero va a resultar que no. Incapaz de seguir por mi propio pie me retiro a un lado del camino para poder descansar un poco, un rato nada más. Los pies me están matando y no sólo los pies, tengo la sensación de haber ido perdiendo partes de mi mismo en este maldito viaje.

Pero es inevitable, algún día tendría que suceder. Cansado estoy de lo que me rodea, de lo que veo, de lo que siento. Cuando te comenté que iba a apartarme del camino no era para tirar la toalla no, era para hablarte de otros caminos paralelos, otros caminos que no terminan en mí, ni en ti, ni en ningún otro lugar pero que merecen la pena ser recorridos. Lejos de toda esta locura, lejos de tus caderas y de tus labios, lejos de mis manías y de mis paranoias estúpidas, lejos de todos aquellos que ansían el poder total, migajas de un gran pastel que jamás llegarán a saborear pero que su frustración les lleva a machacar y destruir todo aquello que se interpone en su camino... sí, su camino pero no el mío.

Tal vez, durante todo este tiempo haya conseguido aislarme, evadirme, escaparme pero siempre termino regresando al maldito punto de partida, es realmente desesperante ¿verdad? Nada, ninguno de los sueños, ninguna de las esperanzas vale realmente la pena, a lo mejor le estoy pidiendo demasiado a un mundo hastiado, triste, incapaz de hacer nada a derechas y por eso me da de lado. Deja que navegue a la deriva, sin ningún tipo de guía, únicamente persiguiendo olas de fantasía, espuma de melancolía que aunque se evapore vuelve a aparecer con cada batida del mar. Y al final, haya en el horizonte... tú, en otro barco, con otras velas, con otro viento.

Siempre he creído en ciertas falacias dignas de las más disparatadas novelas, en todo aquello que nos intentan vender sobre la lealtad, el amor, la amistad, en ser buenas personas. Pero a cada paso que doy descubro que todas esas mentiras, todas esas leyes están escritas por gente que, por indeseables que se han inventado dichos términos para poder dormir mejor, pues nada es real, únicamente el odio, el dinero, el quedar el primero, el regalarle la vida a la propia vida. Sin sentido, sin ninguna meta... ¿alguna vez te has parado a pensar en eso? Yo lo suelo hacer de vez en cuando, ¿en qué momento hemos perdido? Recuerdo aún con fascinación las historias de mis abuelos - bueno, de mí abuelo paterno puesto que al materno jamás llegue a conocerle - en todo lo que hacían, en todos sus objetivos, en todos sus sueños perdidos y comparo la vida que llevaron con la vida que nos toca vivir: resulta que son exactamente iguales. Malditas ironías del destino.

Como te iba diciendo, voy a proponerte un pequeño viaje. Si te aburres puedes volver a tu rutina, comienza aquí al lado, justo ahí, sólo tienes que dar un pequeño salto. Si me haces compañía prometo no ponerme demasiado pesado e incluso te dejaré que conduzcas mi vida durante un rato. Porque tal vez, si estamos los dos podamos encontrarle un puñetero significado a este maldito rompecabezas que tengo entre manos.