viernes, 30 de mayo de 2008

La Tinta, el Tintero y... el Paseo (I)

Atención: Relato Corto.

Nunca te has preguntado el por qué evitas continuamente esa casa, pero siempre que pasas a su lado te alejas de ella como si tuviera la peste o algo peor. Por su aspecto dirías que fue construida en el siglo XIX, aunque crees que es muchísimo más antigua de lo que realmente aparenta.

El porche da a un pequeño jardín, completamente descuidado, las malas hierbas luchan por conseguir el control total mientras que unas pocas flores resisten a duras penas. En cambio, esa pequeña jungla que es ahora el jardín posee un encanto salvaje, duro, despiadado, que te atrae. El resto de la entrada se encuentra en un estado casi ruinoso, aunque la casa por méritos propios conserva la dignidad de antaño. Y como siempre que pasas cerca, aquel viejo decrépito mirándote. Con esa sonrisa de satisfacción, de poder, de burla, que tanto odias...

Pero un día, no resistes más. Empujas la puerta del jardín y un coro de interminables chirridos te da la bienvenida. Mientras las hojas secas crujen bajo tus pies, la casa ahora resulta más amenazadora que antes, pero aún así te has decidido y no hay vuelta atrás.

- Sabía que un día vendrías. - susurra el viejo mientras su sonrisa deja entrever unos dientes oscurecidos y deformados. - Pero por favor, pasa no te quedes ahí. Supongo que estas buscando habitación, ¿cierto? -

>> No creo que te importe realizar una visita ahora, aún te queda mucho tiempo por delante. Cuando llegue el momento sabrás elegir. Un detalle antes de entrar, no prestes mucha atención a los ruidos que oigas, te puede parecer algo confusos, en el mejor de los casos. Y por favor, no molestes a los inquilinos.

Tu corazón bombea rápido, el viejo no supone ninguna amenaza, casi parece que se fuera a morir de un momento a otro, entonces ¿de qué tienes miedo? El recibidor es enorme, una gran alfombra, que supones persa, cubre todo el suelo. Sus ricos bordados te fascinan, y parecen acompañar al resto de la decoración. Tapices medievales y grandes cuadros, flanqueados por maravillosas estatuas de mármol, cubren cada una de las cuatro paredes. Y, ¡vaya! No te habías fijado en lo hermosas que son las ventanas, adornadas con esos marcos tan elaborados. Desde fuera parecía distinta, esta claro.

- Por favor - sisea el viejo. - No es conveniente quedarse quieto en el recibidor. Podrían molestarse, pues consideran que únicamente es de paso. - y aceleras el tuyo para alcanzarle. - ¿Por dónde desea comenzar la visita? ¿Por las estancias inferiores o superiores?... Por supuesto, acompáñeme - Y comenzáis a subir las escaleras en forma de te, cuyo tapizado se hunde suavemente bajo tus pies. Giráis a la izquierda y os acercáis a una puerta de roble maciza. El viejo se detiene, hurga en sus bolsillos y escuchas el tintineo de un llavero.

Abre la puerta, y descubres un pasillo enorme, la luz es muy tenue en algunas partes y en cambio, en otras resulta molesta, incluso de lejos. - Adelante, y le recuerdo que no debe molestar a los inquilinos -, al cruzar el umbral escuchas gemidos, de hombres y mujeres, éxtasis alcanzados, gritos de placer extremo. El viejo, sin inmutarse, avanza por el pasillo. Le sigues y un tremendo olor a sexo te invade. Las habitaciones no poseen puertas, únicamente unas cortinas transparentes que desdibujan figuras fornicando, masturbándose, tríos, grupos, y ves cada una de tus retorcidas fantasías cumplidas por otros. En una habitación se encuentra una mujer (hombre) que te llama por tu nombre mientras acaricia lascivamente su cuerpo, es perfecto(a) e invita al placer. Te detienes completamente excitado(a), pero justo cuando vas a correr la cortina, el viejo aparece a tu lado. - Le recuerdo que NO debe molestar a ningún inquilino. Aún le queda mucho por ver, espere a visitarla por completo para tomar una decisión -

Abandonáis el pasillo para entrar una sala gigantesca, el olor a sexo es reemplazado por un suave aroma a incienso. Inmensas columnas bordean todo el interior. Caes en la cuenta, sólo un pequeño pasillo se encuentra sin cubrir por mullidos cojines de plumas, edredones nórdicos están esparcidos aquí y allá, ves camas perfectas, de todo tipo y forma. Te encuentras tan cansado(a). Notas un poco de frío, y en estos momentos darías cualquier cosa por acurrucarte en una de esas camas y dormitar. Libros, videoconsolas, televisiones portátiles junto con pequeños platos con frutos secos, dulces y salados salpican cada rincón. Jamás te aburrirías, y como premio no tendrías que hacer nada, únicamente sentarte y tumbarte perezosamente. Mmmm se esta en la gloria. Pero el viejo te esta observando, con sus ojos llenos de curiosidad,- ¿Continuamos, por favor? - dice alegremente.

Y tras un somnoliento paseo, abandonáis el templo. Espabilas nada más atravesar la puerta. El viejo te mira de reojo, supones que para no perderte de vista. Regresáis a la escalinata principal, y os encamináis al otro extremo. En cuanto abre la puerta, avanzáis por un extraño complejo de cubículos prefabricados, no logras entenderlo hasta que por casualidad pierdes de vista a tu guía. Te has perdido, crees estar caminando en círculos. Oyes un gimoteo, no logras localizarlo bien. Avanzas un poco, uno de los cubos tiene una pequeña ventana, te acercas. Ves una mujer que acaba de ser violada, su violador se ríe de ella, la insulta, escupe sobre su cuerpo. ¿No hay nadie que vaya en su ayuda? Golpeas con furia la pared y el cristal pero no se inmutan. ¡Maldita sea, que alguien la ayude! El violador la golpea, se baja de nuevo los pantalones... una furia asesina te invade, arremetes con fuerza. Pero sigue sin moverse. ¡Maldito hijo de puta, te mataré!, ¿me oyes? ¡Juro por dios que te mataré! Pero no te oye... apartas la mirada, y buscas frenéticamente una manera de entrar... y acabar con su vida. Ahora inexplicablemente todos los cubículos tienen una pequeña ventana. Te detienes, giras y encuentras al viejo. Con una gran sonrisa dibujada en la cara te dice - ¿Más tranquilo(a)? Por favor, acompáñeme... cuando llegue el momento, si así lo decide, podrá dar rienda suelta a todo ese odio que ha acumulado. -

Dejáis atrás aquella sala, lleno(a) de ira y deseos de venganza. ¿Como pueden permitir algo semejante? Pero tu atención se centra ahora sobre algo que eres incapaz de creer....

Continuará

martes, 27 de mayo de 2008

La Tinta, el Tintero y... el Escalón.

Hemos postergado este momento demasiado. La habitación necesita una capa de pintura nueva. No quiero excusas.

- Bang - dijo él.

Cerró el dedo sobre el gatillo.

- Bang - respondió el arma.

Efectivamente, la habitación adquirió un precioso tono gris cerebro mezclado con un jovial, aunque viscoso, estampado rojo sangre.

La Tinta, el Tintero y... el Sextante

Cómo empezar... veamos, intentemos repasar mi pequeña agenda. Continúo en mis trece, auto analizándome, y hoy me he impuesto un ejercicio. Uno que intentaba esquivar desde hace tiempo. Voy a socializarme, y a ver que sucede.

La mañana ha transcurrido sin pena ni gloria, maldito trabajo, como me gustan estos empleos en los que todo el mundo se cubre las espaldas y en cambio a ti te dejan con el culo al aire. Todo lo haces mal, todo es mejorable, y formamos parte de una gran familia cuyos empleados están perfectamente lobotomizados. Lo dan todo, bueno, dan su vida a cambio de la sonrisa o aprobación del jefecillo de turno. ¡Ah! y pobre de ti como te trinquemos con algo fuera de lo normal, prepárate chaval que aún no sabes lo que es pasarlo mal. Por supuesto, con nuestros magníficos horarios regresarás a tu casa con el tiempo suficiente para cenar... y a la cama. El vaso de Cola Cao es opcional.

Entre idas y venidas, bajo a tomar un café, como siempre, a las once de la mañana. En un bar donde ya me conocen, y nada más entrar me sirven mi estimulante bebida con sacarina. Alguna vez he pensado en darles el cambiazo y pedir otra cosa, un té americano, por ejemplo, que me encantan. Pero siempre lo tengo asociado a algo mas hogareño, algo con quien compartir. Me sabe a tranquilidad, aunque su efecto sea todo lo contrario.

Pero me estoy desviando, la cuestión es que al salir he topado con unos compañeros y hemos vuelto juntos. Comienza el ejercicio.

- Si es que el Madrid no ha hecho un cagao. - sentencia uno.
- ¿Por qué te has rapado la cabeza? Pareces un skin head, tío. - argumenta otro mientras se ríe.
- Porque me ha salido de los cojones. -
- Oye, ¿vais a ir a los juegos de empresa? -

Oh mierda, me esta mirando. - No, tengo cosas que hacer. - Y siguen con su maravillosa conversación.

- Pues la actriz X tiene unas peras que yo me la follaba todos los días. -
- Sí, ya te digo, esta bien buena. El otro día me crucé con la novia del jugador X en el Corte Inglés de Velázquez, joder, otra que también esta pa'reventarla.

Me mantengo un paso o dos por detrás del grupo principal, junto a mí, otro compañero que ríe las gracias del resto y de vez en cuando opina. Pero yo me veo incapaz, os lo juro, lo he intentado. ¿Alguien me puede echar una mano? ¿Qué se supone que tengo que decir? ¿Que me gusta la fotografía? ¿Leer y/o escribir?

Resulta ligeramente agobiante, únicamente consigo enlazar síes, noes o nosé/nocontesto. ¿Realmente sus vidas giran en torno a eso que dicen? ¿Qué tiene de especial? Las actrices son actrices, punto. Los jugadores de fútbol son jugadores de fútbol - aunque me reservo la opinión que tengo sobre el 'deporte rey'. -. Reconozco que mis conversaciones no son lo mejor y más entretenido del mundo. Pero noto que algo falla, me falla.


Supongo que por eso no me han invitado a salir de fiesta con las chicas de recursos humanos, jo que pena, nunca seremos amiguitos. Tal vez, por eso las de recursos humanos/administración me miran como si fuera un bicho raro, ¿por mis gustos estrafalarios? ¿por qué no les sigo el juego? Puede, pero sinceramente no me importa.

Justo antes de subir, alguien tira de mi manga. Miro a mí alrededor y... ¡vaya! Soy yo mismo, dios mío, tengo 4 años. Mi mirada es inquisitiva, aunque muestra un profundo respeto por alguien que es mayor que (yo) tú. Es el desafío latente de alguien que posee el valor de enfrentarse al poder establecido, pero espera el momento de mostrar sus cartas. Le (me) sonrío. ¿Mi mirada era así cuando era tan pequeño?

- Siempre has estado aquí, ¿verdad? - Asiente. - ¿Qué tal? ¿Progreso adecuadamente? -
- Muy deficiente, te veo en Septiembre. -
- La leche, otro verano pegado a los libros. -

Y me río, no de ellos... si no de mí.

domingo, 25 de mayo de 2008

La Tinta, el Tintero y... el Ángulo

Creo que acabo de perder mi identidad, aunque sinceramente nunca he tenido ninguna. Ahora mismo estoy observando la lluvia desde la ventana de mi habitación. Y me siento raro, vale, me siento en una silla pero hoy, no me encuentro donde se supone que debería de estar.

Vamos a repasar mentalmente lo que ha sucedido estos últimos días. Mmmm nada, no he salvado el mundo, nadie me ha salvado a mí, y no he hecho nada que pueda ser digno de mención. Bueno sí, últimamente me cruzo, cuando voy a tomarme un café a eso de las once de la mañana, con una chica que me cada vez me llama mucho la atención.

No la conozco, ni sé como se llama, pero posee algo que cada vez que la veo me obliga a mirarla a los ojos - a los ojos ¿eh? -. Y es que tiene la cara más expresiva que he conocido nunca, y me asaltan las dudas. Me resulta... como describirlo, genuino, y mira que a mí me han dicho siempre que soy incapaz de ocultar mis sentimientos porque mi cara y mis ojos los reflejan al instante. Pero ella destila una fuerza inusual, y unas ganas de vivir que yo no poseo. O al menos no en ese sentido. Tal vez se ha apoderado de mí el cinismo amargo al ver tantísimas veces frustrados mis propios planes, y cada vez que me encuentro con alguien así, desearía poder preguntarle ¿Qué es lo que ves en la vida que yo soy incapaz de ver? ¿Acaso tu vida esta completa? ¿No te asaltan las dudas y la desesperación? ¿O acaso es una mera fachada para evitar convertirte en el blanco de la piedad ajena? ¿Cual fue mi error para no tener una vitalidad semejante?

Pero no todo ha de ser malo, mi cámara de fotos vuelve a funcionar... y tal vez, sólo tal vez, si saco fuerzas de la nada, volveré a plantearme el recorrer esta ciudad impía, y hacer de ella mi modelo particular.

En cualquier caso, espero volver a encontrarme a esa chica y muchas más gente como ella, a ver si consigo descifrar el secreto de la vitalidad perdida, y se me pega algo, que falta me hace.

PS: Cierto, muchos os preguntaréis por qué he dejado de lado esa vena romántica, creo que la primavera me afecta al contrario que al resto de la gente. Mientras en unos florecen los amoríos y todo es bello y maravilloso... a mi me pican los ojos, y no precisamente de felicidad.

miércoles, 21 de mayo de 2008

La Tinta, el Tintero y... la Almohada

Está bien, voy a intentar cambiar el chip. Por una vez, sólo una vez, intentaré comportarme tal y como debería de ser. Simplemente por ver el mundo al otro lado del espejo.

Bien, por donde empezamos. ¡Ah sí! Supongo que comportándome como un auténtico descerebrado, ¿no? Mmmm resulta bastante curioso, la gama de colores se ha reducido blanco y negro. Todo se moldea bajo una única visión, YO. De hecho, tus estúpidos sentimientos no importan una mierda, el As o el Marca resultan bastante más atractivos que tus jodidas paranoias. Y por cierto, ya te podías parecer a la chica de la contraportada, porque esta claro que estas bastante mal andando por ahí en pijama.

Compórtate, ¿quieres? No me dejas escuchar los resultados de los partidos, joder, ahora no sé que ha hecho el Villa real. ¿Estas contenta? Bueno, que más me da en breve me voy al gimnasio. En dos horas vuelvo, supongo que me quedaré con los amigos a tomar unas copas. Que chispeante resulta todo, en la calle no veo más que fracasados. Gente patética que no tiene ni puta idea de qué hacer con sus vidas.

Pero yo soy un triunfador, mi ego me lo recuerda cada minuto, malditos greñas, mira ese que gordo y encima esta sonriendo... de qué cojones se estará riendo ese gordo seboso. Y anda que la otra, menuda golfa, siempre a la última y no sabe ni como vestir. Que pena de gente. A ver si entreno un poco los músculos, y me desahogo. Que luego me toca ir de juerga con estos, ya verás como nos terminamos liando con alguna que no tiene ni idea de donde esta su mano derecha pero que calza un culo cojonudo. O a lo mejor viene de dura, que más da. La conquistaré con mi mejor actuación, la de tío comprensivo o cualquier otra. Siempre caen.

Acabo de perder el gusto por lo nuevo, eso es para frikis de mierda. Mira que desperdiciar el tiempo con esas gilipolleces, así no conseguirás nada. A ver, qué mierdas lees. Joder, pero que es esta basura, ¿la Saga de… qué? Disparitos y chorradas de esas, como no. Si es que no se puede hablar contigo de nada. Y fíjate como me ha mirado esa. Ahora estoy algo liado, pero si quiero me la cepillo, vamos, como te lo digo.

¿Has visto? Es alucinante, soy capaz de reducirlo todo al: bien para mí o... bien para mí. Nada falla, todo se encuentra en su sitio. En el trabajo soy el rey del mambo, curro poco, gano mucha pasta para comprarte las cuatro tonterías que te tienen contenta y encima me van a ascender gracias al esfuerzo de los demás. Por cierto, creo que mi jefa me esta tirando los tejos, y la de administración también. Si es que soy la leche. Y eso que todavía no has visto mi nuevo coche…

Esto es la hostia, mis preocupaciones se han reducido al mínimo indivisible, me preocupo de mí y cuatro tonterías más. El resto del mundo es un objeto de usar y tirar. La vida me da todo lo que necesito, y si alguna vez quiero algo más, únicamente tengo que usar una de mis muchas caretas, tan bien ensayadas, para que me lo sirvan en bandeja de plata. No sé como no me he dado cuenta antes, ¿que estas enfadada? Tranquila seré cariñoso, ¿que quieres discutir? Paso, eres una histérica. ¿Que quieres algún detalle? Eso lo tengo muy bien estudiado, conozco tus debilidades y como aprovecharme de ellas. Total como tú, a patadas y cuando quieras te lo demuestro.

Lo único malo es cuando regreso a casa, el tema de conversación poco o nulo, y por supuesto sorpresas cero. Creo que me voy a ver la tele un rato, supongo que pondrán algún partido, o llamaré a alguno de estos y nos vamos a tomar unas cañas. Tú si quieres sal a comprarte algo que...

Un momento, un momento... creo que algo falla en este chip, no lo tengo demasiado claro, pero ¿esto causa algún tipo de daño permanente? Espero que no, aunque no tiene que ser tan malo si casi todo el mundo lo usa, ¿cierto? Pero, ¿sabes lo que te digo?

Que le den mucho por el jare al chip y a la madre que lo parió, me quedo donde estoy. Y si tampoco te gusta... aire.

lunes, 19 de mayo de 2008

La Tinta, el Tintero y... el Terror

Voy a contarte una pequeña historia. No pretendo que me prestes atención, no lo voy a intentar. Tampoco quiero tu maldita piedad, es algo que de un tiempo a esta parte lo odio con todas mis fuerzas. Como si te dijeran 'tranquilo chaval, das tanta pena que voy a lanzarte cinco céntimos de caridad'; ahórratelo, ¿quieres?

Este cuento no posee argumento, ni tema central, los protagonistas son los eternos secundarios. Nadie destaca, e incluso parecen huir de los primeros planos. Por supuesto, si esperabas conversaciones refinadas, buscas en el lugar equivocado. Tal vez, deberías ir al cine para disfrutar de alguna película, en donde el guaperas de turno - cuyo estilo y personalidad son imitados por todos los tíos normales - se liga a la guapa de moda; todo es perfecto, el amor triunfa, y los valores son intachables. Coño, hasta el maldito gordinflón, ese patoso inútil, que únicamente aparece para hacer reír, te cae bien. O tal vez, una de esas películas alternativas, en donde, qué casualidad, la vida es tal y como debería de ser, así podrás seguir con tu vida alternativa, en tu trabajo alternativo, fumando tus mierdas alternativas...

¿Por qué te estoy contando todo esto? No tengo ni la más remota idea. Supongo que porque hoy es de esos malditos días en los que no estoy de acuerdo con nada de lo que me rodea - y cuándo no es fiesta -. Tal vez, porque ahora mismo me siento como el estúpido gordinflón; todo el mundo me ríe las gracias y a la vez están deseando que desaparezca, porque simplemente no encajo, o mejor dicho, no quiero encajar.

Sinceramente, me aburre sobremanera el noventa por ciento de prácticamente todo, nunca tengo un buen tema de conversación, y joder, tengo que ser de los pocos imbéciles que si quieren quedar para tomar café... es para tomar café, dar una vuelta y charlar un rato. No para ver si pica el anzuelo y consigo un polvo rancio con la amiga de turno. ¿Te parece raro? Pues jódete, soy así, supongo porque me educaron para ser amable. Genial, en una época donde la amabilidad no vale ni para hacer pajaritas de papel, van y me tienen que educar desde pequeño en la insulsa amabilidad. Aunque tampoco me confundas con un puñetero Boy Scout ¿eh? Ya lo que me faltaba...

Llámame lo que quieras, amargado me iría de perlas. Pero al menos mi conciencia no es un Señor Potato, bueno, joder que mal miento, no es un Señor Potato es un maldito Mecano, y encima he perdido las instrucciones para saber cómo la tengo que montar. ¿Algún problema? Ah, que no me gusta el fútbol, ni me hago el gallito con mi nuevo turbo intercooler de los cojones, ni tan siquiera le levantaría la mano a la chica de turno cuando me saca de mis casillas. Pero también tengo mis propias manías, únicamente mi titiritero es otro, no es Vogue, ni las pesas del gimnasio, ni el Pincha empastillao de moda. ¿Te aburres? Pues ya puedes irte por donde has venido, porque aquí únicamente tenemos lo que ves expuesto. Y como puedes observar de original... poco.

Hoy estoy cabreado, pero de verdad, y ni café ni cristo que lo fundó... Creo que me quedaré en casa, a ver si termino el puzzle de mi propia personalidad...

miércoles, 14 de mayo de 2008

La Tinta, el Tintero y... el Pedernal

Hoy te he llamado porque tengo ganas de jugar. Es un nuevo juego que creo que te va a fascinar. No te diré las reglas, porque sobre la marcha me las voy a inventar. Aunque sí tiene una premisa, que actuemos como desconocidos, como si nunca hubiéramos llegado a hablar.

Como conozco todas tus intenciones, sé por donde comenzar.

Te buscaré en el metro, en cada una de tus paradas, con los andenes atestados de gente rastrearé tu mirar, como mascullas entre dientes por los empujones de la gente. Te observaré pausadamente mientras sigues leyendo, y cuando levantes la vista, me esfumaré entre el gentío como si nunca hubiera existido.

Entraré en ese centro comercial, en el de Príncipe Pío, donde tantas veces me hiciste esperar. Sé que estas en la tienda de peluches donde tanto te gusta husmear, cuando entre cogeré uno al azar, este que parece tan simpático; te preguntaré si le podría gustar a una chica muy especial. ¿Me puedo fiar? Tal vez la invite a cenar o la mande un ramo de flores a su trabajo sin ningún motivo, sólo para jorobar. Muchas gracias por el consejo pero me tengo que ir, necesito comprar algo diferente, algo que me ayude a recodar lo que me decían sus ojos cuando me observaba sin pestañear. Tal vez le regale... un 'te echo de menos', se lo daré con garantía por si lo quiere descambiar.

Se hace tarde, y aún me tengo que cambiar, saltaré de bar en bar, por Malasaña o la Latina, qué más da. Tu perfume es inconfundible, y sería capaz de seguir el vuelo de tu falda hasta en el más oscuro lugar. Aquí ponen música española, en realidad un poco de todo, es el lugar donde intentabas enseñarme a bailar, ¿recuerdas? Nos reímos bastante, aunque bebimos unas cuantas copas de más. Descubro la huella de tu sonrisa cerca de la barra de ese bar, me acerco sin mirar atrás y te descubro sonriendo sola, aunque en tus ojos noto algo de pesar, sírvamelo bien frío y con gaseosa, por favor. Cuando te encuentras así, sabes que bebería cualquier cosa por ti.

Me acerco poco a poco, esquivando el humo de otros labios que no son los tuyos. Me siento a tu lado, te pregunto: ¿Te he visto alguna vez por aquí? Y rompes a llorar, creo que esto me lo beberé del tiempo, no sea que como de costumbre me siente mal y me vea obligado a cometer a alguna locura para hacerte callar. Como aquella vez que besé tus labios, cuando todo el mundo se puso de nuestro lado. Te alcanzo un pañuelo, ¿por qué lloras? Seguro que esta a punto de llegar... ¡Jefe, la cuenta que me tengo que marchar!

Cuando salgo, descubro que estas frente a mí, sonriendo como siempre... algo tramas, y esta vez lo noto, percibo que me va a encantar. Tenemos toda la noche por delante, y toda una cuidad para arrasar.

Venga, vamos a perdernos que esta vez me apetece jugar.

domingo, 11 de mayo de 2008

La Tinta, el Tintero y... el Despertador

La luz entra por los agujeros de la persiana, abro los ojos y reconozco el lugar donde me encuentro. Es mi habitación. Miro hacia un lado y descubro la cantidad ingente de películas que se amontonan a encima de la mesa. Sigo mirando y veo todos los libros en sus estanterías, creo que los he leído casi todos. Aunque después de unas cuantas incursiones a la Casa del Libro tengo acumulados tantos que pienso que me voy a tirar los próximos cincuenta años leyendo.

Pero cuando voy a incorporarme noto una sensación... de vacío, de vértigo. No me había dado cuenta hasta ahora, la casa esta en absoluto silencio, nada, únicamente los sonidos del exterior me indican que no soy la única persona en esta maldita bola de barro. Como odio esa sensación, vuelvo a mirar a mi alrededor y todo lo que se suponía que me daba sensación de seguridad ahora se ha transformado. Horribles arpías de la desesperación, ángeles descarnados de la soledad, sátiros de la humillación. No tengo muy claro que es lo que debo sentir, pero resulta que me estoy agobiando, y mi corazón palpita ahora con un ritmo diferente, como si tuviera miedo de seguir adelante. Y detrás de él voy yo.

No me quiero levantar, no quiero enfrentarme a estas cuatro paredes vacías de contenido, a esta casa donde todos sus espíritus insisten en recodarme cada segundo 'lo que pudo haber sido y no fue'.

¿Estas contenta? Supongo que sí, tu puñetera agenda no puede detenerse, y aún menos por alguien como yo. ¿Estas orgullosa? Supongo que sí, siempre has conseguido todo lo que has querido, a cualquier precio, de cualquier manera, usando todo tipo de estrategias. Tú que siempre has esgrimido las armas del 'yo no soy como las demás', los escudos de 'si amas de verdad el físico no importa', las municiones con punta de 'lo importante es que seas una buena persona', has conseguido lo imposible, lo impensable, has conseguido que blinde mis propios sentimientos. Enhorabuena, creo que gracias a ti no seré la misma persona.

Pero supongo que todo esto me lo tengo bien merecido, porque yo también fui uno de los que se trago las mismas mentiras de aquel charlatán. De aquel personaje que siempre gritaba: 'Sé tú mismo'. Que montón de patrañas estúpidas. No importa quien seas, si no que aparentas ser.

Ahora supongo que mi amor estará bien disecado encima de cualquier mostrador, junto a una etiqueta que rece: 'He aquí el más absurdo de todos los sentimientos'.

Y el vértigo desaparece, y lo ha reemplazado una calma total, todas las quimeras se han esfumado, vuelven a sus oscuros rincones, esta vez no pienso quedarme atrás, cueste lo que cueste.

Ahora, me estoy acordando de una frase… y vuelvo a sonreír.

'La verdad esta ahí fuera... pero no sé muy bien donde'

Bueno, creo que es hora de empezar a buscar.

jueves, 8 de mayo de 2008

La Tinta, el Tintero y... la Tormenta

Vaya, ¿qué haces tú por aquí? Intenté perderme, pero no huir de ti. Siempre eres demasiado quisquillosa, no todo lo malo que me ocurre tiene como epicentro tu hermoso cuello. No te quedes ahí parada, quiero comprar muchas cosas antes de que el sol susurre que tenemos que partir. ¿Te gusta esto? Es una tontería, tienes razón, busquemos entre los libros de ocasión; a ver si por casualidad alguien ha puesto en venta mi corazón.

¡Hey! De que te ríes, ¿me dejas ver? Vaya, hueles a frambuesa, adoro ese olor; aunque si te soy sincero, sobre tu piel... la vida siempre se ve de otro color. Joder, como me gusta cuando te sonrojas y sacas las uñas. Te juro que nunca me canso, es cierto, y te pongas como te pongas noto que me tienes enganchado, aunque supongo que como de costumbre terminarás por alejarte de mi lado.

¡Eh! Tengo una idea genial, vamos a Gran Vía, conozco un lugar que tal vez no conoces, sirven unos zumos riquísimos; creo que tienen todos los sabores. No entiendo por qué pero todos y cada uno de ellos me dejan cierto regusto que me sabe a ti; desde el más dulce al más amargo... siempre que paso por delante, paro y me tomo uno. Lo paladeo despacio, que manía ¿verdad?, pero así puedo recordarte cuando no estas a mi lado. ¿Te gustan? No me mires así, o ahora seré yo el que se pone colorado. Para vengarme, tendré que susurrarte cuánto te he añorado. ¡Ay! No pellizques, no vaya a ser que las caricias se nos vayan de las manos...

¿Comprarte ropa? ¿Ahora? Claro, por qué no, cada vez que te veo salir de los probadores con las camisas deslizando por tu vientre el tiempo se para en tu ombligo, seguiría más hacia abajo pero no quiero salir a la carrera con todos los de seguridad gritando. Ese conjunto te queda genial, ¿no es un poco caro? Bueno, no importa, te lo pago yo, sólo prométeme que no me harás otro desfile de modelos en el salón, sabes que sería imposible resistirme y te tendré que castigar.

El cielo nos avisa, va a apretar el interruptor, de día gris a noche de tormenta. No te sorprendas con lo que te voy a decir, pero vente a mi casa, te invito a cenar... no me digas que no. Esta vez, incluso me verás planchar, no te rías, te lo digo en serio, pero si estas tú no tendré que almidonarme el corazón. Ensalada y algo para picar, pondré la música bajita. No pongas excusas, mañana yo también tengo que trabajar. Vamos al sofá, me apetece oír al cielo gruñir y gritar, notar el flash de cada foto que nos intenta lanzar, ¿saber por qué tiene celos? Esta noche, si te quedas tú, a él no se lo tendré que contar. Déjame agarrarte por la cintura, sabes cuanto me gusta llegar a tu pelo, respirar su aroma, mientras te susurro al oído desde el cuello porque estuve tan triste, por qué me hicieron llorar, por qué estuve abandonado, por qué me perdí en la cara oculta de la luna, al otro lado de su corazón. Fueron otras faldas con otro mirar, supongo que fui un estúpido al creer que alguien me llegaría a amar.

Mañana por la mañana mentiremos para no ir a trabajar.

Vamos, quédate conmigo, sólo a tu lado puedo empezar a soñar.