lunes, 9 de agosto de 2010

La Tinta, el Tintero y... la Astilla

Casi cuatro años han pasado desde que mi lucha interna se plasmase en historias sin demasiada coherencia en este modesto blog.

Casi cuatro años en los que, bueno, sin querer aspirar a nada más, el escribir cuatro palabras se ha convertido casi en una necesidad. Digo casi porque de vez en cuando también me gusta romper un poco con la monotonía que implica el dejarte llevar por sentimientos propios, ajenos, robados o usurpados, sin malicia, por el simple placer de soñar.

Y hoy es uno de esos días, en los que tras perseguir un momento de calma, un instante que pueda dedicarlo a mi persona, he decidido tirar por la borda la entrada que iba a publicar.

¿Por qué? No lo sé, puede que no esté con las ganas a flor de piel, puede que en mi interior se hayan vuelto a liberar las antiguas pesadillas que hacen que me vea como una abominación cuando me veo reflejado en un espejo así sin más. O porque sencillamente tras unas cuantas semanas de puro estrés mental, mis sentimientos se hayan ido de vacaciones mientras a mi me toca pringar.

Hoy es uno de esos días en los que me he cansado de este rompecabezas que representa mi vida. De ir buscando piezas, maneras y manías e intentar hacerlas encajar en un mundo, en el que aparte de los libros, ya nada me sabe igual. Ni si quiera estoy dispuesto a encajar, ni a romper todos esos malditos espejos que tantas veces me han hecho sentir tan mal. Porque seguir los pasos que tantos pies han trillado ya me empieza a saber un poco mal.

Mira, si algún día te encuentras con la puerta de mi conciencia cerrada, ni te molestes en llamar, tal vez ese día no me encuentre en casa o incluso no tenga ganas ni de charlar con alguien más que no sea mi propia sombra, porque seguro que tiene historias más interesantes que contar.

Cuatro años dan para mucho, o para poco, según como lo quieras interpretar.

3 comentarios:

QuietBrown dijo...

Me gusta, algo más sencillo, pero igual de profundo. No cierres la puerta de la conciencia. No tienen bisagra y luego cuesta una barbaridad abrirlas ;-)

Te susurraré... dijo...

No cierres puertas que te queremos seguir teniendo por aquí unos añitos más.
Besos

Juancho dijo...

Si, a veces estos pensamientos míos en espiral son un poco difíciles de seguir...

De vez en cuando, incluso lo simple sienta bien. :D

Y na, lo de cerrar la conciencia me resultaría imposible. En cuanto lo hago se pone a patalear y no hay quien la aguante.

Un beso, QuiteBrown.

No cerraré, ni por vacaciones ni nada... Pero hay días en los que todo se te escapa de las manos. Nada más. ;D

Un besazo, Te Susurraré.