De viajes, de carreteras, de paradas y cafés. Estirar las piernas y descansar un poco.
Los viajes poseen una gran atracción sobre mi. No por el hecho de llegar a ningún lugar concreto. Sólo viajar, recorrer kilómetros y ver el paisaje cambiar. Sin pedir nada más. Es mi particular canto de sirena. Me siento al volante, escucho el motor y las ruedas se ponen a caminar.
El paisaje cambia, sin sobresaltos, sin sustos. El horizonte cobra vida propia y como el mejor narrador cuenta su propia historia con calma. A lo lejos, te habla sobre tal o cual pueblo. Sobre aquella ciudad que nunca visitarás, repleta de historias que jamás conocerás. De ese bar de carretera en el cual te tomarás un café y pasados cinco minutos ya no recuerdan ni tan siquiera como eras.
Detienes tu marcha, llenas el depósito y la mirada se pierde en aquellas montañas de sonrisa pétrea y triste despertar arropan con sus brazos a bosques, a campos repletos de girasoles, de cebada, de trigo, de olivos, que más dará... Sonríes, y cuando te quieres dar cuenta ya no están.
El camino prosigue. A lo lejos, si tienes suerte, atardece y con un sólo parpadeo de ojos te das cuenta de que a tu destino acabas de llegar.
Paro el motor, bajo, miro hacia atrás y pienso, Necesito más.
4 comentarios:
me encanta :) hace mucho que no te leia che :(
Jajajaja no te preocupes!!!
Me alegra que te haya gustado ;D
Sin ninguna duda, es España lo que recorres...
Bienvenida a la Tinta y el Tintero Humo!
Cierto, son las carreteras de España por las que viajo ;)
Publicar un comentario