jueves, 22 de noviembre de 2007

La Tinta, El Tintero y... el Sueño

El día podría calificarse como una basura. Discusiones en el trabajo, malos modales de la gente, miradas asesinas, y un sin fin de actos pequeños pero inhumanos. Abro la puerta de mi casa, entro, todo esta en calma; únicamente el sonido ajetreado de la ciudad la rompe.

Me encuentro muy cansado. Me descalzo, el frió recorre la planta de mis pies y un escalofrío involuntario estremece todo mi cuerpo. Me deshago de mis pertrechos, y lentamente me desvisto, ahora la prisa ha dejado de atosigarme.

Entro en el dormitorio, la veo, esta tendida boca arriba, en ropa interior, profundamente dormida. Sin realizar ningún ruido, me deslizo entre las sábanas. Extiendo mi brazo por debajo de su abultado vientre. No se mueve. Mi otro brazo sube por su costado. Apoyo mi cabeza sobre su redondo abdomen, y noto un suave siseo acuoso... y un pequeño miembro golpea ligeramente desde el interior.

Abre los ojos y me mira, me observa sin decir ninguna palabra. La observo, paladeo el momento; me sabe a amor, a odio, es dulce y amargo; a días intensos, a discusiones y reencuentros. El sabor es el del respeto, del primer "mamá y papá", de noches en vela, del primer beso y de las innumerables veces que juntamos nuestros cuerpos. Siempre con un gusto a paseos bajo la lluvia, a los ramos de flores y a rememorar los viejos tiempos... sabe a todo y nada, me sabe a vida.

Alarga su mano, me acaricia el pelo como si fuera un niño pequeño que busca el consuelo después de asustarse. Sonrío, y me sonríe. Cierro los ojos, y sus dedos comienzan a juguetear con mi cabello.

Me quedo dormido. Y lo último que oigo es un... "Te quiero".

2 comentarios:

Kinyla dijo...

Cuando el día es estresante, agotador, frustante, odioso, horrible y lo único bueno que sacas es desear no tener que levantarte al día siguiente... lo último que necesitas es llegar a casa, al hogar y ver que ha sido invadido por la misma mala leche del mundo exterior.

Un olé por todos aquellos que consiguen apartar su casa de las malas vibraciones exteriores y consiguen de ellas un hogar. No es algo fácil de conseguir.

Juancho dijo...

No, la verdad es que conseguir "desconectarse" de la vida diaria y poder llegar a casa siendo capaz de seguir viviendo y amando como si nada importase es todo un logro. ;)

Un saludo.