martes, 8 de enero de 2008

La Tinta, El Tintero y... el Cruce de Miradas

Hoy he vuelto al trabajo después de unos cuantos días de vacaciones navideñas, como es costumbre, regalos, felicitaciones, descansar y hacer el oso por casa han sido las pautas a seguir. Nada en especial.

Cuando he montando en el saturado metro, me he dado cuenta de algo - a mi parecer. - bastante curioso; y es el cruce de miradas con gente completamente desconocida. Supongo que no soy el único que tiene esa sensación. Sostienes la mirada uno o dos segundos, miras en otra dirección... y piensas...

- ¿En qué estará pensando? ¿Cómo se llama? ¿Por qué se habrá vestido de esa manera? -

Muchas veces, te das cuenta de ciertos aspectos, en especial cuando una persona es más agresiva, más afable, si esta aburrida o ensimismada...

Por supuesto, todo esto no son más que conjeturas, pero me resulta bastante curioso que en este mundo en el que todos estamos tan cerca - pero a la vez tan lejos. - no seamos capaces de quitarnos esa estúpida máscara de indiferencia ante todo lo que nos rodea. Aunque eso sí, luego nos escandalicemos por cualquier niñería... mientras que en nuestra intimidad seamos los seres más "podriditos" que nos podamos imaginar. - Cierto es, que no tiene porque ser realmente malo, si como mínimo conservamos algo que se perdió hace mucho... el respeto. -

Bueno, me estoy desviando del tema... En ciertas ocasiones, las miradas se vuelven a cruzan, y de nuevo más preguntas se lanzan al abordaje...
- ¿Qué es lo que le hará reír o llorar? ¿De qué tendrá miedo? ¿Cuales son sus expectativas? ¿Cómo será su forma de ser? -

Existen infinidad de preguntas, para intentar definir ese breve momento en el que dos miradas se cruzan... pero siempre me queda ese regusto en el paladar de mi conciencia que me susurra al oído... "¿Que pasaría si...?".

Un saludo, y por supuesto, feliz entrada de año y que los reyes os hayan obsequiado con muchos presentes.

2 comentarios:

Inocencia prohibida dijo...

Hola Juancho

Cuando era pequeña, me inventaba historias con ese cruce de miradas y todas esas preguntas tenían las resuestas que yo deseaba. Ahora no me invento nada. Me limito a observar, sin juzgar...

A veces esos cruces de miradas hablan más que los prejuicios y que las palabras.

Un besito

Inocencia Prohibida

Juancho dijo...

Yo aún sigo disfrutando con esas historias inventadas...

Tal vez, porque en algún rincón de mi alma un niño sigue negándose a crecer...

;)