lunes, 29 de diciembre de 2008

La Tinta, el Tintero y... la Luz

Por primera vez, me he quedado en blanco. No he sabido que hacer o que decir. Como un pasmarote me quedado a tu lado, observándote. El primero que dio cuenta, ha sido el frío ayudado por su amigo el viento. Una sonora bofetada ha conseguido que me despierte, que cambie por fin esa cara de bobalicón. Cuatro calles y tres bares más tarde caigo en la cuenta de que este año no he sido tan bueno como pensaba. Para celebrarlo voy a invitarme a otro trago con los amigos, por si decides aparecer únicamente has de seguir el rastro de copas vacías y ceniceros llenos de historias que jamás se cumplieron.

Como todo son buenas intenciones, no voy a esperar ni un solo segundo en meter mis manos entre las costuras de tu corazón. Pero basta, el siseo de esta cerveza me susurra que esta vez debo perder los papeles. Ser otra persona y dejar que todos mis instintos griten con todas sus fuerzas, verlo todo como si mi vida se representase en tres minutos, flashes de un video clip extraño. Donde todos los sentimientos aparecen y desaparecen a ritmo de batería. Es una buena idea, puede que me divierta, puede que te diga todo que he llegado a sentir, todo lo que me han dejado recordar. Como toda buena borrachera acabará en pelea. En un bar de mala muerte, por unas palabras que no dije, por unas manos que no rocé.

Los ojos si se me fueron, lo reconozco. Soñando mil historias de alcoba, donde tú eras la protagonista. Con otra piel, con otra risa, puede que con otras ganas de vivir. Quemé mis últimas esperanzas, al sonar el despertador. No existen razones en los libros, ni en los discursos programados de gente que no ha conocido ese sabor que tanto conocemos. En busca de tantas risas que no nos pertenecen, negadas hasta la saciedad por los mismos de siempre.

Salto en los charcos, recordando. Vuelvo a casa con tierra hasta las cejas, negándome a comer ese plato de verduras. Si quieres vienes, tú la llevas. Estoy bien, no te preocupes. No es más que una riña entre niños pequeños. Ir sin paraguas, con los calcetines chapoteando dentro de los zapatos. Exigiendo mis regalos de cumpleaños una semana antes. Riéndome de mí, de ese reflejo extraño en aquel espejo deformado. Perdiéndome el final de la película por buscar las últimas palomitas. Fumándome la vida con un cubata en la mano. Hurgándome la nariz mientras el sacerdote oficia mi primera comunión.

Por eso estoy bien, da igual lo que pase a mi alrededor. Lanzaré patadas a la espinilla al primero que me diga lo que esta bien o lo que esta mal. Prefiero asomarme yo mismo al borde del precipicio, sentir ese miedo en la boca del estómago. No te enfades por mis contestaciones. No van con ninguna mala intención, quiero ver el fuego en tus ojos. Escuchar el portazo y que el eco llene noches enteras mientras la escoba me sirve de guitarra eléctrica.

Ahora voy a apagar la luz para ver cuánto tardarán tus sueños en irse de mi habitación...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Retiro lo anterior: ESTA es la mejor entrada que te he leído, Juancho.
Joder...

"Cuatro calles y tres bares más tarde caigo en la cuenta de que este año no he sido tan bueno como pensaba. Para celebrarlo voy a invitarme a otro trago con los amigos, por si decides aparecer únicamente has de seguir el rastro de copas vacías y ceniceros llenos de historias que jamás se cumplieron."

Sólo ese párrafo es bastante más bueno que muchos blogs ENTEROS que he leído por ahí.

En serio.


MO.

Juancho dijo...

Me alegro que te haya gustado. :P

A veces, incluso tengo momentos de inspiración jejeje ;)

Un besazo, MO.