domingo, 15 de agosto de 2010

La Tinta, el Tintero y... la Radiografía

Durante unos cuantos meses he tenido la sensación de haber estado jugando al gato y al ratón. No sé si conmigo mismo o como mero espectador.

Algunas de mis ideas chocan sin ningún miramiento contra los pensamientos ajenos como quien juega un partido de frontón, y hasta de esto me he dado cuenta yo solito. La percepción que tengo del mundo me indica unos caminos que, incluso para mi, me resultan extraños y sin sentido. Y por si te estás perdiendo, me explico.

Comenzando por el Trabajo, esa actividad con la que se supone sin ella no estamos completos, me parece un sistema al que poder dejar en sus manos nuestras conciencias. Con el paso de los años, tanto si estás en un trabajo fijo como en uno en el que estés dando saltos sin control, pienso que como no tengas claras tus prioridades te conviertes irremediablemente en un peón. Con o sin galones, pero en una mera pieza del tablero en manos de aquellos que sacrifican a miles en pos de un mañana mejor. Soy de los que cree que un pequeño fuego interior ayuda lo suficiente para no quedarte dormido en un sistema al que parece sólo le importan los beneficios y los porcentajes positivos. He compartido ocho horas de mi vida con gente que parece no tener voluntad propia, gente que encajaría a la perfección como remero de una galera, como el que impone el ritmo a golpe de tambor o el que esgrime el látigo sin ningún tipo de pudor.

Continuemos, por ejemplo, con mi Visión del Mundo. Bastante sesgada, como la del resto de la humanidad. Antaño no tenía claro si era yo el que no quería encajar, si mis ideas se fabricaban con la única intención de nadar a contracorriente. Con el paso del tiempo, y un poco de ayuda al respecto, ahora lo veo como un campo de juego. En el que si quieres puedes intentar ser el rey de la colina o buscar tu propia felicidad con o sin ayuda de los demás. La gente me ha demostrado que su visión permanece inmutable hasta que algo o alguien consigue tambalear los cimientos de sus credos particulares aunque a veces ni con esas. Amor, trabajo, familia, tiempo y/o espacio. Estas son las monedas con las que la gente intercambia pedazos de felicidad – incluido yo que tampoco me libro.

Mis cambios de humor y estado de ánimo responden a una conciencia intranquila, una de esas que busca un lugar donde descansar y encajar y cuando por fin encuentra uno, se aburre. Dándose el piro sin tan siquiera averiguar a cuántos kilómetros está el siguiente bar. Por eso habrá días en los que me deprimo sin ningún motivo – o al menos uno que no me apetece explicar – y otros me quiero comer el mundo, riéndome de mi propia sombra, desnudando con la mirada a la primera que me dedica una mirada adornada con una sonrisa.

Sólo añadiré que a veces me resulta tan gracioso el comportamiento ajeno como el mío propio. Tanto los que se dejan llevar en una balsa de aceite como los que buscan convertirse en heraldos de un cambio social y mental que nunca parece llegar formamos parte de una misma obra de teatro, con nuestro papel a interpretar.

El siguiente paso en esta pequeña escala es el Amor. Algunos de mis amigos y conocidos se sorprenden cuando se enteran que no tengo pareja ni estable ni inestable, a otros les parece lo más del mundo, ya sabéis de todo hay en la viña del señor. Más de uno me ha preguntando cómo soy capaz de escribir esos pequeños fragmentos sin tan siquiera vivirlos, calificándome de escritor maldito, en especial los que leen de vez en cuando este blog. Ante esa pregunta sonrío, no puedo evitarlo. Poseo un peculiar sentido del amor, el tiempo me ha enseñado a desconfiar por instinto de aquellos que hablan sobre amores en los que el físico es sólo relativo. Mientras de puertas adentro buscan amantes o parejas de cuerpos que encajen en los moldes sociales de belleza. Es una tontería, lo sé, lo reconozco, pero en cuanto te ves rodeado de amigos que se han casado, tienen hijos o parecen estar emparejados de por vida te da por pensar quien de todos está andando por un camino que no conduce a ninguna parte.

En estos instantes estoy pensando si después de tanto distribuir y jugar con mi tiempo a voluntad sería capaz de compartirlo con alguien más. Que sepáis que me he enamorado de mujeres que no me han hecho ni puñetero caso, otras que más bien les apetecía pasar el rato, muchas que ni se han enterado porque llegado el momento yo he permanecido callado y algunas que sin venir a cuento me han rechazado con la única explicación de ser un bicho raro. Sin embargo, no me suelo quejar demasiado; como con todo, se echa de menos lo que no tienes y cuando lo tienes echas de menos lo que te falta.

Y para quien no lo sepa, soy Piscis, y no sé si los astros tienen algo que ver pero soy de las personas que antes que tener una pareja con la que convertir mi vida en una linea recta prefiere que esté a mi lado y no sea de las que piense que ir de compras o de cena cada dos fines de semana sean los planes más excitantes que puedas tener en pareja. Alguien que por encima de todo no quiera cambiar, ni cambiarme, alguien que aparte de ser mi pareja, sea mi amiga, mi confidente, mi amante. Aunque todo en esta vida tiene un precio, y aparte de tener la cabeza en las nubes, soy algo tímido – increíble ¿eh? –, e inconscientemente muy expresivo, tanto para lo bueno como para lo malo. Con lo cual soy mal jugador de cartas, algunas veces tan discreto y fino como un bulldozer en mitad de un ballet de Tchaikovsky y otras sin decir absolutamente nada la aludida se da por enterada y la partida por finalizada.

Ah, por cierto, antes de que se me olvide, me gusta escribir. Lo digo para los poco observadores, porque no sé si os habréis fijado pero yo soy el autor de este blog tan sumamente extraño...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha sorprendido mucho leer esta entrada, más después de nuestras últimas conversaciones.

Ya sabes lo que opino sobre ti, me pareces un hombre muy completo y capaz de hacer muy feliz a una mujer. Pero como dices... quién diga que la parte física es irrisoria miente, o tal vez no tenga motivos para decir otra cosa.

Sea como sea, creo que siempre hay elección.

Un saludo.

"Mini"

Juancho dijo...

Mmmm na, esta ha sido una entrada "reflexión". Nada más, que de vez en cuando no hace mal a nadie. ;D

Un abrazo "Mini".