domingo, 18 de noviembre de 2007

La Tinta, El Tintero y... la Oscuridad

Atención: Relato Corto.

Hoy la he vuelto a ver, pero como viene siendo habitual lo único que hemos intercambiado han sido las miradas, jamás le he dicho lo mucho que me gustaría conocerla, pasear a su lado, ser su confidente, su amante... mi miedo al rechazo, a la burla, al NO es demasiado grande, tal vez algún día todo eso llegue a cambiar.

El metro estaba a rebosar de gente, ensimismado con la música no pude escuchar el gorgojeo gutural que inundó los vagones, todo el mundo se quedo petrificado, observando en todas direcciones, cuando me quité los cascos únicamente pude distinguir un eco... de algo que se ahogaba en un liquido pastoso. De repente, todo fue sacudido por una embestida, los gritos, aullidos y gimoteos se confundían con el chirriar de los hierros y cristales rotos.

La masa humana volcó junto con el vagón, la luz se apagó, no podía respirar, los cuerpos me aplastaban, mientras que recibía los golpes de las personas que intentaban a toda cosa zafarse de aquella trampa mortal de carne, huesos, y hierros retorcidos.

Aire, necesito aire, me retuerzo sobre mi mismo, aparto a una persona inconsciente y consigo llenar con aire mis pulmones... el olor a plástico quemado, sangre, orines y heces lo llena todo... es el olor del miedo. Escucho gimoteos de dolor, llantos de desesperación, un sonido muy peculiar se alza en el túnel... es grotesco, suena a ropa mojada, algo viscoso golpeando el suelo...

Súbitamente, el terror... los pocos que consiguen levantarse huyen como ratas de un incendio, pisando a los caídos, apartando a los que corren más lentos, el pánico se apodera de los supervivientes. La masa informe avanza despacio masticando la carne, triturando los huesos...

Lo único que consigo escuchar es mi propia respiración y los aullidos de la gente al ser atrapada por esos tentáculos, por esa... cosa.

Veo una de las puertas del vagón abiertas, salto... y noto el suelo demasiado blando para ser hormigón, ha sido una mala idea... mis gritos de dolor y terror se confunden con los de tantos otros...

Creo que jamás tendré la oportunidad de decirle cuánto la quería...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero como se puede ser tan sadicoooooooooooooooooo jajaja

Juancho dijo...

No soy sádico. Jejejejeje únicamente es un relato corto de terror :P

Pero nadie dijo que el terror sea bonito... ¿ó sí?.

(o'-')O

Kinyla dijo...

He llegado aquí desde el blog de Hemex, me recomendó que te leyera... y aunque llevo leídas pocas entradas ya estoy arrepintiéndome de no haberle hecho caso antes.

De este relato sólo saco una confirmación de mi forma de pensar, disfrutar cada momento como el último y no tener miedo a ser valiente, nunca se sabe cuando algo puede acabar y arrepentirse toda la eternidad por lo que no hiciste... debe ser fastidiado.

Ahora, voy a seguir leyendo cronológicamente los relatos ^^

Un Saludo :)

Juancho dijo...

Bienvenida a la Tinta y el Tintero, Kinyla. Jejejeje bueno lo primero gracias por tus comentarios.

Y lo segundo, creo que es una forma tan buena de vivir la vida como otra cualquiera... siempre y cuando no se te olvide fijar la vista siempre en el horizonte. ;)

Un saludo. :)