domingo, 5 de octubre de 2008

La Tinta, el Tintero y... la Salvación

Todo es tan difícil de explicar, en especial cuando uno se acostumbra a vivir una vida en zig zag. Entras en la realidad, realizas una finta espectacular y vuelves de nuevo a tu mundo interior. Aquel que técnicamente no puede ser abordado al asalto, a la vieja usanza. Como si te ataran con una cuerda al ojo del huracán. No puedes estarte quieto mientras todo a tu alrededor gira sin parar, puedes intentar escapar sí, aunque dentro de cinco minutos volverás a luchar por conseguir un poco de aire fresco. El juego en sí, al menos para mí, resulta divertido. Mi ritmo particular, mis libros, mis películas, mis tonterías esparcidas sin sentido aquí y allá. Si me aburro, pulso el interruptor de apagado y me hundo en este universo alejado de la batalla principal.

Como todos sabemos, todas las historias tienen un 'pero'. Un '¿Y si...?' demasiado agradable como para ignorarlo. ¿Qué ocurriría sin en uno de esos tirones te estampases contra un muro? A parte del tremendo morrazo, te pararías a pensar en un discreto - Vaya, ¿A mí? ¿Por qué? -. A todo el mundo le llega su hora, quieras o no quieras, por muy despistado que estés, por muy cabezota que quieras ser o por muy rebelde-hippie que seas contra la sociedad. Te llega, es inevitable. En mi mano tenía dos opciones: seguir y derribar aquel muro o plantarle cara. Escogí la segunda. Simplemente porque algo me llamó la atención, tal vez fue esa fuerza que yo no poseo, tal vez esa voz que tiene cuando se cabrea, esa sinceridad o el propio misterio de las historias que no me quiere contar. No lo sé, supongo que eso lo convierte en algo especial. Nunca sabes por qué pero aún así tomas una decisión, la cual después de tantísimos años de aguantar los golpes, las idas y venidas, las ideas locas y ese extraño nihilismo que tanto me caracteriza - armado, dirían algunos - te plantees si serás capaz de darlo todo, como antaño hiciste, pero esta vez no por ti sino por ella. La respuesta, sin duda alguna, es sí. Los caminos de rosas los podrás encontrar en las leyendas, yo quiero una vida normal, una en donde la necesidad de discutir, de hablar, de conocernos, de seguir siempre adelante no se resuma en el sonido de un despertador al lado de una cama vacía.

Los momentos felices e infelices se sucederán, como en todas las buenas historias, las tardes tumbados en el sofá, en silencio, sin decirnos nada más, únicamente acariciando su pelo, perdiéndome en su mirar. En esos días de lluvia y viento donde nuestras discusiones intimiden a los propios truenos. Con nuestros reencuentros en la intimidad, en donde a solas seré yo el único que te pueda saborear e incluso, en esos veranos donde buscarnos se convierta en un juego peligroso, donde ni siquiera el sol se atrevería a rivalizar con el calor de nuestros besos.

Nada será fácil, eso lo tengo claro, pero por nada del mundo dejaría de luchar a su lado. Necesitaré que me cuelguen el cartel de: 'No molestar, estamos ocupados'. Ver por fin el mundo con otro par de ojos e intentar recuperar todo el tiempo que he desperdiciado. Que alguien me haga ver que realmente no está todo perdido, que realmente entre toda esta espesura existe un camino, algo distinto, algo que realmente merezca la pena ser vivido. Sin que sientan la obligación de rubricar mis últimos actos, ni mis últimas palabras. Simplemente por el hecho de saber que está ahí, sin más. De saber que siempre la tendré a mi lado, que siempre podré confiar, en la que siempre me podré apoyar. Supongo que todo adquiere un sabor extraño, uno que hacía tiempo que no había probado. He de confesar que ahora, y aún por lo poco que hemos pasado, no podría dejar de paladearlo.

¡Ah! Antes de que se me olvide, todos los buenos y malos momentos, aquellos por los que jamás te arrepentirías de nada de lo sucedido, tienen nombre y apellidos. Todo esto que os estoy confesando lo encontré en una mujer llamada: Soraya A.C.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder Juancho, no sé si me he enterado muy bien de esta entrada...

¿Te has echao novia o qué? es que no sé, creía que hablabas del fin del mundo o algo similar y lo de la tal Soraya del final me ha dejado pez.

MO.

Juancho dijo...

¡Eh! No siempre iba a estar fuera de circulación ¿no? :P

Un besazo, MO.

Anónimo dijo...

muchas gracias ,guapo besitos muy pero que muy bonito

Juancho dijo...

Lo prometido es deuda... y esta historia sí merece la pena ser contada.

Un besazo inmenso, Soraya. TQ