domingo, 6 de diciembre de 2009

La Tinta, el Tintero y... el Mantel

Contra todo pronóstico, logré escapar, huir a otro lugar. Los pies me llevaron a de bar en bar, con los sueños justos para pagar una ronda más. Nublando mi mente con besos y esperanzas que se nunca se renuevan más allá de las seis de la mañana. En el mismo momento que el viento aúlla por las esquinas, borracho de olvido y tristeza. Ahoga mis penas, frías páginas en blanco que aún luchan por conservar un poco de dignidad. La justa antes de abandonarme ante un mundo que siempre mira hacia otro lado cuando el precio que exige resulta demasiado alto.

La llamada, no puedes evitarla. Desde mi ventana diviso calles de luces y sombras, de odios, de venganzas consabidas, de amores que no pretenden dueño ni palabras que aten más de una caricia. Con mil y una historias que merecen la pena ser vividas, no deseo quedarme a ver como termina convertido en cenizas mi corazón, cansado ya de remendarse las heridas con noches en vela, contando las estrellas que cuelgan del techo de una habitación vacía de fantasmas que juegan a olvidarte para no perder la razón.

La sombra que busco se refleja en las noches de luna llena, juega con las nubes, levanta sus faldas para comprobar si de verdad usan ropa interior. Se esconde entre los renglones de amores prohibidos, bailando hasta el amanecer junto a camas sólo dan la bienvenida a aquellos que ya no tienen nada que perder. Susurra palabras lascivas mientras se recupera de la resaca provocada por las ilusiones mal vendidas a la primera sonrisa que repartía flores en un callejón que nunca llevó tu nombre.

Algún día, cruzaremos de nuevo nuestras vidas, sinceramente espero acordarme de todos aquellos momentos que dilapidaste por querer intercambiar pasiones y fotografías que anuncian en las portadas de las revistas, de espejismos embotellados, envasados y listos para ser vendidos como productos en cualquier centro comercial.

Ahora es el momento de arrastrarme hasta mi lecho, arroparme con las sábanas frías y soñar, mientras el viento sigue llorando de esquina en esquina, que algún día mi corazón dejará de hacerle compañía.

7 comentarios:

Te susurraré... dijo...

A veces te leo y me dejas sin palabras.
Pues eso, sin palabras.
Nada más que decir.

Juancho dijo...

Me alegra mucho que te guste. :)

A veces, sin decir nada... lo dices todo.

Un beso, Te Susurraré.

Anónimo dijo...

lo bueno de volverse a cruzar es poder discernir entr pararse a saludar o saltar a la otra persona cuan charco

Juancho dijo...

Cierto, porque tienes la posibilidad de meter la pata hasta el fondo... otra vez. :P

Un abrazo, Henmex.

Calidasirena dijo...

Me encanta cada vez más como expresas lo que llevas dentro..
Un beso y un cariño muy grande

Paisanito. dijo...

Uno de los mejores textos tuyos que he leìdo...

hace tiempo que no me pasaba... vuelvo a dejar mi saludo por aquì

muchos exitos...

paisa.

Juancho dijo...

Muchas gracias por tus palabras. De verdad.

Un beso, Cálida Sirena.

Me alegra saber que estas bien y que continúan gustándote mis palabras. :)

Un abrazo, Paisanito.