miércoles, 25 de febrero de 2009

La Tinta, el Tintero y... la Ceniza

No estoy para nadie, ni siquiera mis sueños están para mí. Resulta increíble que después de tantísimo tiempo no sepa ni donde esta el norte ni tampoco necesite saberlo. Jamás he necesitado de nadie a mi lado, únicamente las sombras de un pasado mejor me han acompañado todo este tiempo. Las mismas sombras que alimentan el fuego de la desesperación y la abundancia.

Cierro los ojos y soy feliz, respiro y aún sin encontrarme conmigo mismo, soy feliz. Con mis historias, imaginarias y pocas veces reales. Si todas las nubes del cielo tuvieran para mí el mismo color, no me perdería tan fácilmente por los recovecos de mi corazón. Un paso tras otro y ya lo tengo, no soy capaz ni de reconocer el lugar del que provengo. No es asunto sencillo créeme. Demasiadas manos que intentan obligarte a seguir diferentes senderos, los que tú nunca recorriste, los que tú jamás pisaste por primera vez. Firmas por doquier, para vender tu alma y para vender tu querer. Ahí estoy, sentado en un parque sin saber muy bien qué es lo que debo hacer.

Por eso debo confesarte que antes de irme a dormir, miro debajo de la cama y abro las puertas del armario. No vaya ser que se esconda algún monstruo, algún beso abandonado y me secuestre mientras duermo, soñando despierto que dormido no puedo. Porque ya te he dicho que mi rastro se pierde con el último aliento de la madrugada, con la última calada que sabe verso y con las últimas faldas que no pararon mientras mis manos acariciaban hasta que subimos el último peldaño.

Supongo que es mejor quedarse así, sin más que hablar, pues las palabras matan y las caricias hieren. Mirando como pasa la vida a mi lado, guiñándome un ojo, mientras yo, como siempre, sigo imaginándome el color de su ropa interior, lanzándole quiebros por si alguna vez se detiene a observar, que se muy bien que me dará tiempo a darle un pellizco en el trasero cuando esté despistada por completo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder ¿esto es muy triste o es que yo le he dado una lectura errónea, Juancho?


MO.

P.D.: Espero que te imagines su ropa interior negra y no color carne. Ya que te pones a imaginar..., digo.

Juancho dijo...

Agridulce más bien, aunque ya sabes que yo y los textos alegres no vamos de la mano. :P

La ropa interior negra o blanca... pero que sea de encaje. ;)

Un besazo, MO.