miércoles, 6 de mayo de 2009

La Tinta, el Tintero y... el Obediencia

El despertador ha sonado a las seis de la mañana, al pararlo el maldito tiempo se ha ido al carajo. Todo se ha detenido, absolutamente todo ha permanecido congelado. Buscando una salida, me he detenido en cada uno de los rincones donde una vez soñaba que me reía.

Cuando buscas a alguien con quien hablar, a quien confiarse, el mundo se calla y observa. Robándote todos esos momentos que nunca has llegado a compartir.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

sabes que aqui tienes unos ojos amigos...


como odio levantarme en plan robot

MO dijo...

Imagínate que el tiempo, realmente, se detiene. Que un buen día, al apagar el despertador, compruebas que el reloja se ha parado y que tienes unas horas para hacer lo que te dé la gana.
¿Qué harías?

Yo es que a veces, muchas, fantaseo con esa posibilidad.
Cuando era pequeña me imaginaba que el tiempo se paraba y que la tienda de juguetes de abajo de mi casa se quedaba, casualmente, abierta, que la dueña se había olvidado de echar la llave y que yo podía estar durante tooooda la noche entre ese olor de plástico que desprenden las muñecas y que tanto me gusta (hay gente que le gusta el olor a gasolina y eso, a mi parecer, es peor, no sé).

Ahora, al leer tu entrada, me he acordado de aquello y he pensado ¿qué haría AHORA si el tiempo se detuviera?

MO.


P.D.: Ya sé que no te enorgulleces, Juancho, era una forma de hablar. Una forma mía, ya sabes.

MO dijo...

A veces estaría cojonudamente bien que el mundo callara y se limitara a observar.

(Es que se me había olvidado comentarte esa frase).


MO.

Juancho dijo...

Yo cada día odio más el pitido del despertador. Algún día acabará estampado contra la pared, ya verás.

Un abrazo, Henmex.

Sinceramente, no tendría ni la más mínima idea de qué hacer si el tiempo se detuviera.

Ahora mismo, lo que menos gustaría es que el mundo se quedara observándome...

Un besazo, MO.