viernes, 30 de mayo de 2008

La Tinta, el Tintero y... el Paseo (I)

Atención: Relato Corto.

Nunca te has preguntado el por qué evitas continuamente esa casa, pero siempre que pasas a su lado te alejas de ella como si tuviera la peste o algo peor. Por su aspecto dirías que fue construida en el siglo XIX, aunque crees que es muchísimo más antigua de lo que realmente aparenta.

El porche da a un pequeño jardín, completamente descuidado, las malas hierbas luchan por conseguir el control total mientras que unas pocas flores resisten a duras penas. En cambio, esa pequeña jungla que es ahora el jardín posee un encanto salvaje, duro, despiadado, que te atrae. El resto de la entrada se encuentra en un estado casi ruinoso, aunque la casa por méritos propios conserva la dignidad de antaño. Y como siempre que pasas cerca, aquel viejo decrépito mirándote. Con esa sonrisa de satisfacción, de poder, de burla, que tanto odias...

Pero un día, no resistes más. Empujas la puerta del jardín y un coro de interminables chirridos te da la bienvenida. Mientras las hojas secas crujen bajo tus pies, la casa ahora resulta más amenazadora que antes, pero aún así te has decidido y no hay vuelta atrás.

- Sabía que un día vendrías. - susurra el viejo mientras su sonrisa deja entrever unos dientes oscurecidos y deformados. - Pero por favor, pasa no te quedes ahí. Supongo que estas buscando habitación, ¿cierto? -

>> No creo que te importe realizar una visita ahora, aún te queda mucho tiempo por delante. Cuando llegue el momento sabrás elegir. Un detalle antes de entrar, no prestes mucha atención a los ruidos que oigas, te puede parecer algo confusos, en el mejor de los casos. Y por favor, no molestes a los inquilinos.

Tu corazón bombea rápido, el viejo no supone ninguna amenaza, casi parece que se fuera a morir de un momento a otro, entonces ¿de qué tienes miedo? El recibidor es enorme, una gran alfombra, que supones persa, cubre todo el suelo. Sus ricos bordados te fascinan, y parecen acompañar al resto de la decoración. Tapices medievales y grandes cuadros, flanqueados por maravillosas estatuas de mármol, cubren cada una de las cuatro paredes. Y, ¡vaya! No te habías fijado en lo hermosas que son las ventanas, adornadas con esos marcos tan elaborados. Desde fuera parecía distinta, esta claro.

- Por favor - sisea el viejo. - No es conveniente quedarse quieto en el recibidor. Podrían molestarse, pues consideran que únicamente es de paso. - y aceleras el tuyo para alcanzarle. - ¿Por dónde desea comenzar la visita? ¿Por las estancias inferiores o superiores?... Por supuesto, acompáñeme - Y comenzáis a subir las escaleras en forma de te, cuyo tapizado se hunde suavemente bajo tus pies. Giráis a la izquierda y os acercáis a una puerta de roble maciza. El viejo se detiene, hurga en sus bolsillos y escuchas el tintineo de un llavero.

Abre la puerta, y descubres un pasillo enorme, la luz es muy tenue en algunas partes y en cambio, en otras resulta molesta, incluso de lejos. - Adelante, y le recuerdo que no debe molestar a los inquilinos -, al cruzar el umbral escuchas gemidos, de hombres y mujeres, éxtasis alcanzados, gritos de placer extremo. El viejo, sin inmutarse, avanza por el pasillo. Le sigues y un tremendo olor a sexo te invade. Las habitaciones no poseen puertas, únicamente unas cortinas transparentes que desdibujan figuras fornicando, masturbándose, tríos, grupos, y ves cada una de tus retorcidas fantasías cumplidas por otros. En una habitación se encuentra una mujer (hombre) que te llama por tu nombre mientras acaricia lascivamente su cuerpo, es perfecto(a) e invita al placer. Te detienes completamente excitado(a), pero justo cuando vas a correr la cortina, el viejo aparece a tu lado. - Le recuerdo que NO debe molestar a ningún inquilino. Aún le queda mucho por ver, espere a visitarla por completo para tomar una decisión -

Abandonáis el pasillo para entrar una sala gigantesca, el olor a sexo es reemplazado por un suave aroma a incienso. Inmensas columnas bordean todo el interior. Caes en la cuenta, sólo un pequeño pasillo se encuentra sin cubrir por mullidos cojines de plumas, edredones nórdicos están esparcidos aquí y allá, ves camas perfectas, de todo tipo y forma. Te encuentras tan cansado(a). Notas un poco de frío, y en estos momentos darías cualquier cosa por acurrucarte en una de esas camas y dormitar. Libros, videoconsolas, televisiones portátiles junto con pequeños platos con frutos secos, dulces y salados salpican cada rincón. Jamás te aburrirías, y como premio no tendrías que hacer nada, únicamente sentarte y tumbarte perezosamente. Mmmm se esta en la gloria. Pero el viejo te esta observando, con sus ojos llenos de curiosidad,- ¿Continuamos, por favor? - dice alegremente.

Y tras un somnoliento paseo, abandonáis el templo. Espabilas nada más atravesar la puerta. El viejo te mira de reojo, supones que para no perderte de vista. Regresáis a la escalinata principal, y os encamináis al otro extremo. En cuanto abre la puerta, avanzáis por un extraño complejo de cubículos prefabricados, no logras entenderlo hasta que por casualidad pierdes de vista a tu guía. Te has perdido, crees estar caminando en círculos. Oyes un gimoteo, no logras localizarlo bien. Avanzas un poco, uno de los cubos tiene una pequeña ventana, te acercas. Ves una mujer que acaba de ser violada, su violador se ríe de ella, la insulta, escupe sobre su cuerpo. ¿No hay nadie que vaya en su ayuda? Golpeas con furia la pared y el cristal pero no se inmutan. ¡Maldita sea, que alguien la ayude! El violador la golpea, se baja de nuevo los pantalones... una furia asesina te invade, arremetes con fuerza. Pero sigue sin moverse. ¡Maldito hijo de puta, te mataré!, ¿me oyes? ¡Juro por dios que te mataré! Pero no te oye... apartas la mirada, y buscas frenéticamente una manera de entrar... y acabar con su vida. Ahora inexplicablemente todos los cubículos tienen una pequeña ventana. Te detienes, giras y encuentras al viejo. Con una gran sonrisa dibujada en la cara te dice - ¿Más tranquilo(a)? Por favor, acompáñeme... cuando llegue el momento, si así lo decide, podrá dar rienda suelta a todo ese odio que ha acumulado. -

Dejáis atrás aquella sala, lleno(a) de ira y deseos de venganza. ¿Como pueden permitir algo semejante? Pero tu atención se centra ahora sobre algo que eres incapaz de creer....

Continuará

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder... ¿qué ve?

La escena donde todos fornican (como tú dices) con todos, las habitaciones, la lujuria y demás me recuerda a la película de EYES WIDE SHUT. ¿La has visto?

Espero la segunda parte. Sí.

Juancho dijo...

Pues no he visto esa película. Tendré que echarle el guante.

La segunda parte en breve. Porque no quería que se hiciera demasiado pesado al leer.

Un beso.

liv dijo...

uiss.... esto me suena al libro "El vestido rojo"... Si escribes esto, te encantará la historiaa.

Esto se pone interesante mi querido Juancho. A ver como nos sorprendes :D

CalidaSirena dijo...

Me has engancchado y ahora espero que la segunda parte venga pronto...Es tremendo como escribes, como relatas la historia y como describes hasta los más pequeños detalles, amigo, hay que escribir un libro..
Besitos con cariño y abrazos

Juancho dijo...

Liv, pues tampoco he leído ese libro. A ver si voy a estar copiando técnicas de otra gente y yo sin enterarme.... :P

Un beso.

Cálida Sirena, de momento lo de escribir un libro me queda un poco grande. Pero bueno, sigo con mis cursos y mis historias...a ver si algún día puedo apañar algo. ;D

Un beso.