domingo, 6 de julio de 2008

La Tinta, el Tintero y... la Venganza

¿Alguna vez has sentido ese terror inexplicable al fracaso? ¿A la humillación? ¿A perderlo todo? Es inquietante, ¿verdad? Todo tu autocontrol, todas tus jugadas perfectamente ensayadas en el escenario de la vida resulta que ahora no te sirven para nada. Incluso, en el mejor de los casos puedes creer que tienes algún tipo de salida e intentas luchar para salir airoso de una situación en la que tú no tienes el control.

Tus maneras, tus formas, tus palabras y gestos se convierten en una amalgama incoherente que se mezcla con unos gestos torpes y carentes de toda naturalidad. A lo mejor eres de esos que pone una sonrisa estúpida e intenta parecer gracioso, a pesar de la tremenda paliza moral que le están dando, o mejor aún, eres de esos que viéndose contra la espada y la pared saca a relucir toda su mala leche comprimida, todos los desplantes que tuvo su madre con él, todas las burlas del colegio, y todas las magníficas risotadas con respecto al tamaño de tu sexo explotan en un ataque de ira y de autosuficiencia patética y lo único que consigues demostrar es que nunca tuviste los cojones suficientes para enfrentarte a nada. Tal vez, usas el sarcasmo e ironía en estado puro, punzadas verbales y miradas desafiantes esperando que el contrario entre en tu juego, en tu terreno, qué frustrante resulta cuando no lo hace ¿cierto? Cuando su dominio es completo y todas tus artimañas se van directamente a la basura, qué mundo tan cruel, podrías llegar a pensar, cuánto hijo de puta suelto, es cierto, no te quito la razón ni por un momento pero esa excusa no me vale y mira que no te considero un fracasado ¿eh?

El tiempo sigue corriendo en tu contra, sigues sin encontrar una salida y todas tus intentonas desembocan en un callejón sin salida, comienzas a sudar, a temblar, a dudar porque por una vez en tu vida has encontrado la horma de tu zapato. Crees que nada de lo que has hecho, por lo que has luchado, sirven ya para nada. Todas tus fiestas, todas tus amantes, todos tus triunfos se acaban de convertir en ceniza delante de tus putas narices. Una cosa tengo que reconocerte, aguantas muy bien el chaparrón, acabo de perder diez euros y una tapa con unas cañas con un colega por esa misma razón. Qué mala suerte y es que encima lo peor de todo: no tienes ni idea de mi existencia, aunque creo que nos hemos cruzado en varias ocasiones. Siempre he creído que cargaba con mi propia maldición pues tengo el defecto de acordarme del noventa por cierto de las caras con las que me cruzo y qué casualidad que tú fuiste una de ellas.

Me recreo mientras observo al otro lado de la calle como te están moliendo a palos, siempre me gusto mucho su agresividad y no lo entiendo muy bien, debería de buscar mujeres más dulces ¿no crees? Pero siento una terrible atracción por las que son como las que te están humillando públicamente, madre mía que divertido, creo que no sabes el secreto ¿no? Ahora supongo que ya da igual: trátalas con confianza, no tienes que levantar ninguna jodida barrera y sí, aunque te parezca mentira si las haces reír, si las sorprendes con auténticas chorradas, te lo agradecerán, es llevar la amistad a otro nivel, pero seguimos siendo amigos. Te digo esto porque sé de sobra que jamás te va a entrar en tu puta mollera, con ese magnífico corte de pelo a la última moda...

¿Sabes? Estoy tentado, muy tentado, en acercarme ahora mismo y parar la conversación. Simplemente para decirte que fui yo el que le arrancó el último orgasmo a tu novia mientras te enseño la lengua para ver si logras pillar con qué parte de mi cuerpo lo hice. Pero mejor me espero que estoy disfrutando como nunca, además dentro de un par de horas he vuelto a quedar con ella.

¡Anda! se ha dado cuenta, me sonríe aunque tú crees que es otro ataque hacia tu persona, señalo el reloj para indicarle que te despache rápido, vuelve a sonreír y yo me retiro del escenario que no me va a dar tiempo a preparar la maldita cena para dos.

12 comentarios:

CalidaSirena dijo...

He vuelto de vacaciones y con una entrega de premios en mi blog Calidasirena, espero que vengas a recoger el tuyo, que te lo entrego con mucho cariño...
Un besito muy cálido

Anónimo dijo...

¡Ya van 15! Jopetas, qué ganas tengo de aprender a hacer un blog para tener tantos amigos como tú. Algún día yo tendré mil millones de premios de estos, te lo juro por Hemingway y su novela "El viejo y el mar", que está inspirada en mí.

Un besazo con lengua, Juancho.

Anónimo dijo...

Perdón. Quise decir: "qué ganas tengo de aprender a hacer un blogge..."

Juancho dijo...

Me alegro que hayas vuelto de tus vacaciones Cálida Sirena, supongo que como todo lo bueno se te habrán hecho cortas... y por supuesto, muchas gracias por el premio.

Un besazo.

Simplemente es empezar a escribir, nada más, no tiene trampa ni cartón. Anímate. Por cierto, no jures por alguien que no pueda cubrirte las espaldas.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Es que me da un poco de vergüenza, porque veo que todos lo hacéis muy bien y temo quedar en ridículo.

Oye, Juanchito, me ha gustado mucho eso que dices de no jurar por alguien que no nos puede cubrir las espaldas. Lo dices porque Hemingway está muerto, ¿a que sí? Eres listo, truhán, eres listo.

Perdona una pregunta íntima: ¿tú entiendes?

Un lascivo besazo con lengua, cacho perro.

Anónimo dijo...

Escogiste el camino de la izquierda, fijo.


MO.

Juancho dijo...

Tranquilo, nadie es perfecto. Lo de antes lo decía porque si levantara la cabeza se daría con la tapa del ataúd más bien.

Y contestando a tu pregunta: no, no soy homosexual.

Un saludo.

Escogí un camino bastante... cómo te diría, interesante. ;D

Un besazo, MO

Anónimo dijo...

Hola otra vez, Juancho. Jo, qué pasado soy, eh.

Mira es que... ¡es que tú me gustas! ¿De verdad que no eres homo? No sé... Conmigo puedes ser sincero, eh. Claro, claro, ya entiendo, por aquí nos puede leer cualquiera.

Cuando me haga una cuenta de correo cibertrónico te la daré para que podamos hablar de nuestras intimidades. Verás qué bien lo vamos a pasar, tonto.

Me voy a pescar, cariño mío.

Un besazo con lengua y con efecto velcro por causa de nuestros bigotes. TQM.

SraM. dijo...

La venganza es un acto de pasión.

Un besazo.

Juancho dijo...

Aunque a veces extremadamente cruel, aún con todo... obtienes esa pequeña satisfacción de ser un auténtico cabroncete.

Un besazo, Sara M.

* Sine Die * dijo...

La venganza no alimenta Juancho.....aunque parezca tener buen sabor a la larga crea un exceso de ácidos estomacales de campeonato...

Bonita lengua! jeje ;)

Besotes

Juancho dijo...

Sí, supongo que jugar a la venganza a la larga pasa factura, pero como todos los juegos peligrosos... lo que no sé es por qué nos atraen tanto.

Un besazo, Sine Die